“Dime con quién andas…”| En el TRABAJO

Salmos 101.6

Salmos 101:2-7.

«Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.  No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí.  Corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado.  MIS OJOS PONDRÉ EN LOS FIELES DE LA TIERRA, PARA QUE ESTÉN CONMIGO; EL QUE ANDE EN EL CAMINO DE LA PERFECCIÓN, éste me servirá. No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos.»

Hace años atrás había una persona que requería un favor muy especial, un equipo de trabajo muy valioso se había dañado y el único lugar para que sea reparado estaba a varios cientos de kilómetros de donde vivía. En un momento decidió hacer una llamada telefónica para solicitar a un amigo suyo el favor que recibiera el equipo dañado que sería enviado por el servicio de entrega y que buscara en la ciudad un lugar donde lo repararan.

Al inicio la tarea parecía fácil y sin complicaciones, hasta que llegó una tercera persona que “motivó” al dador del favor para que hablara con la empresa que iba a reparar el equipo para que le diera un descuento, puesto que el valor de la reparación era muy alto. Claro que el valor que se obtendría por el descuento no sería dado al propietario del equipo, sino repartidos entre los “dos samaritanos”. La empresa aceptó dar dicho descuento, que realmente era muy bueno.

La historia se revertió en contra del amigo “bondadoso”, ya que la empresa que repararía la maquinaria indicó que por varios factores no podrían hacer el trabajo y que devolverían el dinero que ya se había cancelado en adelanto por el trabajo. Triste noticia, dijo el “bondadoso” amigo, ya que tanto él como su cómplice habían malgastado el dinero recibido por el descuento, lo que hizo que él tuviera que pagar por lo recibido indebidamente en su totalidad ya que su cómplice, y provocador del fraude, no devolvería el dinero.

En nuestro trabajo podemos estar rodeados de personas honestas y trabajadoras, al igual que de personas que siempre estarán buscando su propio beneficio a costa de la honestidad y lo justo.

La Biblia nos dice que bienaventurado es el hombre que no anda en consejo de malos ni en camino de pecadores (Salmos 1:1). La persona que debe estar a nuestro lado en el trabajo debe ser alguien que SI nos motive siempre hacer lo correcto, que NO nos aliente hacer algo indebido, y que SI nos desafíe a dar lo mejor.

El diario vivir laboral nos lleva a relacionarnos con personas a nuestro alrededor, y por ende a establecer amistades que serán nuestro vínculo social en el trabajo. Seamos sabios al escoger apropiadamente nuestras amistades. Ya lo dice el refrán: «Dime con quién andas, y te diré quien eres».

Salmos 1:1

BIENAVENTURADO EL VARÓN QUE NO ANDUVO en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.”

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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