Pongamos en acción nuestra fe

Hebreos 11.6 Anexo

Hebreos 11:1, 2 y 6

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos… Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

 

Uno de los retos que enfrentaba en mi vida era el entender la fe y lo que ella podía hacer en mi vida caminado junto al Señor. Por medio de varios pasajes Dios me animaba a crecer en este pilar de la vida cristiana, pero no la entendía; trataba de comprender cuál era su magnitud y cómo ella podía ayudarme. Con los años, y por medio del estudio de la Biblia, Dios me ha ayudado a comprenderla, tanto que ha cambiado mi vida.

 

Ahora comprendo que la fe es más que una palabra que implica el conocimiento de una doctrina, la fe también es la base de la que depende la vida misma de cada creyente, y con la cual el caminar junto a Dios sobresale de una vida común llevando a una experiencia que no tiene comparación terrenal, en la que se llega a conocer en profunda intimidad al mismo Dios Creador del universo, Quién está dispuesto a darse a conocer en esa intimidad con cada uno de quienes lo buscan con fe y crecen en fe.

 

La fe agrada a Dios: No podemos llegar a conocerlo tal cual es el Creador hasta que no desarrollemos esa fe. La fe que agrada a Dios es aquella que mueve al creyente a buscarlo todo el tiempo y con plena dependencia, sólo ahí la fe otorga al creyente lo que Dios tiene para él (He 11:6).

 

La fe vence al mundo: Nuestra fe en Cristo nos otorga salvación, esa misma fe nos otorga victoria contra el pecado, el mundo y satanás. Ya no hay condenación y nada nos podrá separar del amor de Dios (Ro 8:37-39; 1 Co 15:57), y es con nuestra fe que confiados podemos gritar victoria en la vida (1 Jn 5:4).

 

La fe condena al mundo: Nuestra fe en Dios y en todo lo que Su Palabra dice trae juicio ante un mundo incrédulo y no temeroso del Señor (He 11:7).

 

La fe abre las “puertas” a nuestras bendiciones: Sin fe no hay bendiciones, no hay milagros; Jesús nos dijo que si tuviéramos un poquito de fe, todo sería posible en nuestras vidas, pero sin ella nada tendríamos (Mt 17:20).

 

La fe nos permite caminar donde parece no haber “camino”: Pedro caminó en agua por un instante (Mt 14:28-31), los israelitas cruzaron el Mar Rojo y el Río Jordán (Ex 14:13-31; Jos 3). Pablo nos recuerda que caminamos por fe y “no por vista” (2 Co 5:7), pues la fe nos da “convicción de lo que no se ve” (He 11:1).

 

La fe nos permite seguir a pesar de la adversidad: Daniel fue librado de los leones y sus amigos del fuego del horno (Dn 3 y 6). Ester enfrentó la amenaza contra su vida y la del pueblo judío (Est 4 – 9), David enfrentó a Goliat (1 S 17), y Abraham y Sara tuvieron a Isaac (He 11:11, 12).

 

La fe nos ayudará a vivir en obediencia: En todos los pasajes de la Biblia vemos que las personas que obedecieron a Dios lo hicieron porque creyeron que era capaz de hacer lo que decía (He 11:8)

Hebreos 11.6 Color

Si usted no quiere vivir una vida ordinaria, entonces necesita una fe que agrade al Dios de lo extraordinario.

 

«Padre, ayúdanos a tener esa fe que puede mover montañas»

 

Marcos 9:23, 24

“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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