Muchas veces vemos las cosas que esta vida nos ofrece y nos quedamos enfrascados en ella sin crecer, sin caminar, sin frutos, sin glorificar a Dios y experimentar su presencia en nuestra vida.
Moisés miró todo, pero consideró que es basura comparado con lo que Dios ofrece.
¿Qué me detiene? ¿Qué me aparta de una vida de victoria y bendición? ¿Qué hay que no me permite seguir y servir a Dios?
Jesucristo es nuestro supremo ejemplo de compromiso, sacrificio, gozo en la obediencia, y una vida que glorificó a Dios.
Hebreos 12:1-2
«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.»
¿Y YO, QUÉ ESCOJO?
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