Salmo 29:2b
«Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.»…
Pensando en la Santidad de Dios, no viene a nuestra mente lo hermoso que esta es. Nuestros limitados pensamientos nos pueden llevar a ver lo valiosa que es, lo pura que es, o lo inalcanzable que esta puede ser para el hombre pecador. Pero, ¿por qué adorar la “hermosura de la santidad” de Dios?
En la visión de Dios que tuvo Isaías (Isaías 6), el profeta pudo ver al Todopoderoso en Su trono (v.1), contempló a los serafines cantar en adoración a Dios “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (v.3), y en el versículo 6 creía morir porque la misma santidad de Dios le reveló lo impuro que Isaías era.
La santidad de Dios es más que solo pureza, o algo valioso, o inalcanzable; debe ser indescriptiblemente hermosa, algo que va más allá de nuestro limitado entendimiento, es tan bella, como grande es nuestro Dios.
Todos apreciamos lo hermoso que es un lugar limpio y libre de impureza, la sola belleza de algo limpio nos trae alegría y nos motiva a estar en aquel lugar todo el tiempo. De igual forma debe ser poder contemplar la santidad de Dios, algo indescriptiblemente hermoso, libre completamente de impureza y de maldad que nos motiva a estar en Su presencia.
Si quieres adorar a Dios hoy, adórale por “la hermosura de Su santidad”.
Salmos 96:8-9
«Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrendas, y venid a sus atrios.
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra.»