2 Timoteo 2:1, 7
“Tú, pues, hijo mío… CONSIDERA lo que digo, y EL SEÑOR TE DÉ ENTENDIMIENTO en todo.”
No sé si a usted le ha sucedido esto, pero suelen haber momentos en donde alguien viene a comunicarme algo, y por mi falta de atención, poca de esa información llega a ingresar en mi mente como información recibida y útil. Otras veces puedo estar leyendo algún libro o escrito, y por mi falta concentración, lo que leo no llega a mi conocimiento, haciendo de esa lectura, un tiempo sin aprovechamiento.
En muchos de los casos, la falta de un análisis apropiado de la información recibida hace que esa comunicación, que llegó a nuestra mente, no haya sido examinada apropiadamente. Lo escuchamos, lo recibimos, pero no lo analizamos, por lo tanto, no lo registramos adecuadamente, llegando a ser una información que no afecta nuestra vida como debe ser.
Eso es lo que Pablo le estaba pidiendo a su discípulo que evite. Considerar es reflexionar o pensar con atención y cuidado sobre una cuestión para formar una opinión sobre ella. Pablo había dado unos consejos apropiados a Timoteo (2 Timoteo 2:1-6), y le pide que considere muy bien lo que acababa de leer en la Carta para que lo ponga en práctica en su vida (v.7).
Cuando leemos la Biblia o escuchamos alguna enseñanza de ella en la iglesia o de otra persona, deberíamos hacer un análisis profundo de lo que hemos escuchado para comprender a plenitud tal enseñanza, y así analizarla para ver cómo estas verdades eternas van afectar mi vida. La Biblia llama a esto meditar.
Meditar puede ser graficada como tomar un teléfono celular y separarla en todos sus componentes para poder entender uno por uno el funcionamiento de cada parte, y una vez comprendidas cada una de ellas en su totalidad, volver a poner los componentes juntos para encenderlo, solamente ahí podremos entender cómo funciona un teléfono celular a cabalidad.
La Palabra de Dios es rica en conocimiento, es profunda, es útil, es eterna, es verdad, es valiosa, es autoritativa. Pero para que esta rica fuente de información eterna llegue a ser comprendida debe ser estudiada, analizada, meditada, para que al final pueda ser aplicada. Para que la lectura de la Palabra de Dios llegue a su vida y llegue a transformarlo cada día debemos considerarla y entenderla.
Lamentablemente para el hombre común esto no es posible. Se necesita de Dios para entenderla. El Espíritu Santo obra en el creyente para que estas verdades lleguen a ser entendidas en su totalidad, y solamente ahí podrá ser aplicada (1 Corintios 2:9-16).
La próxima vez que lea la Biblia, ponga atención a cada palabra que lee, medite en ella, y pida en oración a Dios para que le ayude a comprenderla. Y una vez comprendida, comprométase a vivirla para que la lectura no sea una simple actividad sin aprovechamiento (Santiago 1:19-25).
2 Timoteo 3:16-17
“TODA LA ESCRITURA ES INSPIRADA POR DIOS, Y ÚTIL para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Exelente esto nos ayuda dia a dia…
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