Proverbios 15:12
“EL ESCARNECEDOR NO AMA AL QUE LE REPRENDE, ni se junta con los sabios.”
Es conocido el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres” que hace referencia a que una persona puede ser evaluada por el tipo de amistades que tiene. Haciendo un análisis de quienes son las amistades se podrá determinar el tipo de gustos, actividades, comportamiento y otras características propias de la persona. Amós no dice que nadie puede andar con otra persona si no estuvieren de acuerdo (Amós 3:3).
Cuando hablamos del comportamiento espiritual este principio puede ser aplicado eficazmente. Una persona que no desea ser reprendida buscará personas que tengan el mismo comportamiento pecaminoso, pues ellos no le reprenderán por lo que hace. Por el contrario, la persona sabia buscará siempre escuchar una debida exhortación para edificar su vida.
La razón por la que el escarnecedor se aleja del sabio que lo exhorta es porque sus obras son malas y no desean estar cerca de la luz para que esas obras no sean reprendidas, es una reacción natural de la “fotofobia” espiritual (Juan 3:20). El sabio por el contrario busca estar cerca de las personas que pueden ayudarle con las exhortaciones, porque entienden que su vida será mejor a medida que pasa tiempo con ellos (Proverbios 27:17).
Es claro entonces que dependiendo de las amistades que tengo y con quienes frecuento más demostrarán el tipo de persona que soy y son. Este principio puede servirme para evaluarme al mismo tiempo que evalúo a mis amistades.
Si las personas con quienes paso el mayor tiempo no son personas que me ayudan a edificar mi vida, sino que al contrario me llevan a alejarme de la piedad, es obvio que yo soy uno de ellos.
Si una persona sabia viene y me dice que debo cambiar mi vida y no la escucho o la rechazo, entonces es claro que yo soy una persona que se burla de la piedad y busca estar en pecado.
Si las personas que me rodean son personas que se edifican con mi vida y que edifican al mismo tiempo la mía, quiere decir que estoy pasando tiempo con personas sabias, y por ende yo soy sabio al igual que ellos porque “el escarnecedor no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios”.
Pero para exhortar hay que también ser sabio. La reprensión debe ser con prudencia, sabiendo que las otras personas, al igual que yo, son imperfectas (Gálatas 6:1) y que en cualquier momento yo también puede hacer mal (1 Corintios 10:12). Debo recordar que la exhortación debe ser hecha “por amor” (Romanos 12:9) y “con amor” (Colosenses 3:14); midiendo apropiadamente las palabras (Proverbios 12:18, 25:11).
Entonces podemos decir que sabio no solamente es la persona que pasa tiempo con otros sabios para edificar su vida, sino que el sabio también será evaluado en la manera como exhorta a otros apropiadamente. No se trata de exhortar únicamente, sino de saber exhortar.
«Señor, ayúdame a encontrar personas que me edifiquen y a edificar la vida de las personas»
Proverbios 27:17 (TLA)
“Para afilar el hierro, la lima; para ser mejor persona, el amigo.”
Sabiduría: Ciencia, Conocimiento, Entendimiento, ¡Prudencia! Lo necesito Señor.
Me gustaLe gusta a 1 persona