Proverbios 14:34
“LA JUSTICIA ENGRANDECE a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones.”
«Hemos apostado todo el futuro de la civilización estadounidense no en el poder del gobierno, lejos de eso. Hemos apostado el futuro de todas nuestras instituciones políticas en la capacidad de cada uno y todos nosotros de gobernarnos nosotros mismos de acuerdo a los Diez Mandamientos de Dios.» – Presidente James Madison.
Uno de los países más influyentes de los últimos dos siglos ha sido la nación de Estados Unidos. El país ha llegado a crecer tanto en poder económico, como en influencia política mundial, desde finales del siglo XIX. Especialmente su influencia realmente se ha marcado a partir de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Pero lo que ha hecho grande de este país no ha sido su extensión territorial, ni menos su poder económico; lo que realmente ha hecho de este país una gran nación ha sido la presencia de Dios en la vida del ciudadano común que a lo largo de los años han permanecido fieles al Señor.
Desde el inicio de la vida de la república, los padres de Estados Unidos fundaron las bases del país en función de Dios y Su Santa Palabra. El himno nacional tiene en su última estrofa la frase: “In God is our Trust” (En Dios está nuestra Confianza), mismi himno que fue escrito por Francis Scott Key en 1814. Posteriormente, en 1956, una frase similar: “In God We Trust” (En Dios Confiamos) fue tomada como lema oficial de la nación por parte del Congreso, mismo lema que se impregna en la moneda estadounidense.
En el Antiguo Testamento existió también una gran nación que gobernó con justicia en el Medio Oriente, la Nación de Israel. Bajo el mandato del Rey David llegó a ser una nación fuerte, y luego con el Rey Salomón llegó a extender sus territorios a su mayor capacidad, entonces posible. Pero una serie de desaciertos, sobre todo la impiedad del Rey Salomón y de sus hijos llevaron a la división y desaparición territorial de la misma por siglos. Solo en 1948, por influencia de las Naciones Unidas, llegó a recuperar parte de su territorio.
Es obvio que Estados Unidos, al igual que Israel, han llegado a tener gran poder; pero esa grandeza viene como producto de la JUSTICIA.
Nuestras vidas son igualmente bendecidas a causa de nuestra piedad. El poner a Dios en primer lugar, honrando Su Palabra, viviendo una vida justa ante Sus ojos, y caminando en Su voluntad hallaremos Sus bendiciones.
El hombre comúnmente considera a las posesiones como parte de la grandeza, pero esa “grandeza” es relativa. Y aunque dicha riqueza puede si ser parte de la grandeza de una persona o una nación, la verdadera grandeza está en vivir una vida justa. Es Dios quien exalta o humilla, es Dios quien levanta o derrumba, es Dios quien bendice o no una vida.
¿Quiere grandeza en su vida? Tema a Dios, viva piadosamente, siga a Su Palabra y ahí su grandeza vendrá, no necesariamente en posesiones, pero en una vida agradable al Señor, y será Él quien la bendiga grandemente.
«Dios, mi grandeza estará en mi justicia, y es en ella dónde te quiero agradar»
Salmos 75:10
“Quebrantaré todo el poderío de los pecadores, pero el poder del justo será exaltado.”