Salmos 50:14-15
“SACRIFICA A DIOS ALABANZA, y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; TE LIBRARÉ, Y TÚ ME HONRARÁS.”
En los tiempos antiguos, cuando un rey o un gran soldado protegían a su pueblo, éste marchaba frente a ellos y le brindaban el reconocimiento debido por la proeza.
Muchas veces estos héroes recibían presentes como muestra de gratitud del pueblo. Otros ofrecían banquetes y grandes fiestas. Eran considerados dignos de tal aprecio. El «libertador» era apreciado por el resto de su vida y todos le rendían honra y alabanza a su nombre.
Dios les habla en este Salmo a Su pueblo Israel y les recuerda: “Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel… Yo soy Dios, el Dios tuyo” para que no olviden quien era su Rey Soberano (Salmos 50:7). Les dice que Él no necesita de sacrificios o presentes de animales (Salmos 50:8-13). Lo que desea es que le ofrezcan honra a su Nombre, que lo alaben con gratitud por Sus proezas, y que vivan en fidelidad a Él (Salmos 50:14-15).
Al igual que Israel, el Señor espera nuestra gratitud, nuestra fidelidad, nuestra alabanza, nuestra honra. Él es digno de nuestra sincera adoración.
Juan 4:23
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también EL PADRE TALES ADORADORES BUSCA QUE LE ADOREN.”
Nuestra eterna liberación del infierno fue ganada por Cristo en la cruz y solo puede ser recibida por fe. Si aún no lo has hecho a Jesús tu Libertador, ¿por qué no lo invitas por fe a librar tu vida de tal castigo? Sólo ahí lo podrás honrar como LIBERTADOR. “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.” (Salmos 50:15)
Juan 8:36
«Así que, SI EL HIJO OS LIBERTARE, seréis verdaderamente libres.”
«Si el Señor ya ha librado tu vida de tal castigo, vive diariamente honrando y alabando a tu Gran Libertador»