Juan 11:1, 3-4, 17, 20-27, 38-39
“Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. […] Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. […] Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. […] Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. […] Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.”
La angustia es el sufrimiento o la preocupación provocados por un peligro o amenaza. Es un miedo a veces formado sin un real fundamento que lleva a la persona a un estado de nerviosismo e intranquilidad.
Marta estaba angustiada por la muerte de su hermano Lázaro, el desconsuelo de su temporal partida la había conducido a desesperarse y a reaccionar ante el Señor. Le pregunta el por qué no había llegado a tiempo para salvar a su hermano; le da una declaración de fe indicando que sabía que Dios podía escuchar Su oración, pero sin seguridad de que es lo que Dios haría en este caso. Para Marta su hermano resucitaría para la eternidad, mas no que volvería a vivir. Jesucristo le pregunta si cree en la resurrección y la respuesta de Marta es la declaración de que Jesús es el Mesías.
Cuando Jesucristo se acerca a la tumba para revivir a Lázaro, Marta le cuestiona su accionar recordándole que ya el cuerpo debe estar descomponiéndose por el tiempo y Jesucristo le hace la pregunta de aclaración: “¿No te he dicho…?” (Juan 11:40).
Jesucristo trababa de consolar a Marta con verdades sobre lo que pasaría con Lázaro y el propósito de su temporal muerte, le dice que Lázaro se levantaría de los muertos y que a través de este milagro daría la gloria a Dios, pero la angustia afectó el entendimiento de ella ante las declaraciones de Jesús y por ende las preguntas hechas por el Señor no eran apropiadamente respondidas. La angustia también afectó la fe de Marta, ya que cuando Jesús estaba por revivir a Lázaro, ella mira sin comprender lo que Jesús estaba hacienda.
La angustia ante las crisis nos puede afectar tanto que podemos perder el control de nuestras acciones, disminuye nuestro entendimiento y hacen que la fe nos falte.
Aprender a enfrentar con tranquilidad las crisis nos ayudará mucho. Pidamos ayuda a Dios para tener paz, oremos para que Dios nos ayude a escucharlo cuando nos hable por medio de Su Palabra en esos instantes, aprendamos a confiar en el Señor y a mirar con fe lo que Él vaya hacer.
«Señor, necesito paz y entendimiento para enfrentar apropiadamente las crisis de fe, ¡Ayúdame!»
Juan 11:40
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”