Proverbios 16:20
“EL ENTENDIDO EN LA PALABRA HALLARÁ EL BIEN, y el que confía en Jehová es bienaventurado.”
Aunque a veces resulta un poco inquietante, los niños son individuos que en su etapa de crecimiento y exploración viven repitiendo la aparente eterna pregunta del: ‘¿y por qué?’
Para nosotros los adultos esta pregunta parecería que no termina de ser pronunciada, para un adulto esas preguntas parecerían innecesarias porque no son cuestionamientos relevantes o creemos que su respuesta es obvia. Pero debemos recordar que para el niño que va creciendo y aprendiendo, muchas de las cosas no son obvias, al contrario, son completamente desconocidas; y es por eso que desean llegar a ‘entender’ el ‘por qué’ de todo lo que sucede en la vida. A medida que crece el niño va dejando mucho esa etapa de razonamiento porque ya va comprendiendo mejor la vida.
En nuestra vida espiritual de creyente es necesaria también esa curiosidad. Debemos llegar a comprender mejor a Dios y a Su voluntad. La palabra hebrea ‘entendido’ (sakal: שָׂכַל – H7919), puede ser traducida como ser prudente o sabio, prestar atención, ponderar o prosperar; pero su significado fundamental parece ser, según Vine, el mirar o prestar atención. Isaías nos dice que el deseo de Dios es que todo hombre ‘vea y conozca, advierta y entienda’ Su obra (Isaías 41:20).
El propósito de llegar a ser “entendido en la palabra” tiene la idea de comprender a Dios, Su manera de obrar, y Su voluntad; para que así actuemos sabiendo las razones eternas de todo lo que se haga.
Nuestra fe no debe ser puesta ahí como un acto sin fundamento, no podemos decir que creemos por creer, sino que debe haber una base que la cimiente; es por ello que Dios se ha manifestado desde la misma creación para que podamos comprender Su poder creador y Su sabiduría (Romanos 1:19, 20); Su manifestación a través de la Persona de Jesucristo tuvo el propósito de que lo lleguemos a conocer más íntimamente Quien es Él (Juan 1:14, 18; 14:7-11); Su manifestación a través de Su Palabra nos ayuda a comprender más ampliamente Su obra y Sus propósitos, para que entendiendo el ‘por qué’, vivamos y actuemos en base a un entendimiento apropiado, una fe fundamentada.
Si podemos aprender de los niños, deberíamos nosotros también vivir ampliando nuestra comprensión de Dios y de Su Palabra para que ese entendimiento nos dé una perspectiva divina de su voluntad. La obediencia tendría sentido cuando comprendamos el ‘por qué’ Dios espera que actuemos en cierta dirección. La fe tendría una base más profunda cuando comprendamos a Dios de una manera más amplia. Nuestra vida tendría una transformación radical cuando entendamos a Dios y a Su Palabra. Si somos ‘entendidos’ de seguro que siempre ‘hallaremos el bien’.
Dios ha dejado Su Palabra para que lleguemos a ser entendidos (2 Timoteo 3:16, 17). Tenemos al Espíritu Santo que nos ayudará a conocer y comprender Su Palabra (Juan 14:26, 16:13). Y Dios ha puesto en nuestras vidas a pastores y maestros en la iglesia para ayudarnos en este proceso de aprendizaje (Efesios 4:11-14). Conozca a Dios a través de Su Palabra, entienda las razones de Su voluntad, y hallará el bien.
«Señor, gracias por tu Palabra, a través de ella puedo entender mejor Quien eres y el ‘por qué’ de tu santa voluntad»
Proverbios 16:22
“Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee…”
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino
Salmo 119:105
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