Deuteronomio 31:6-8
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y JEHOVÁ VA DELANTE DE TI; ÉL ESTARÁ CONTIGO, NO TE DEJARÁ, NI TE DESAMPARARÁ; no temas ni te intimides.”
Moisés estaba por morir, el líder de Israel estaba ya en sus ciento veinte años de edad, y había compartido con su pueblo por cuarenta años desde la salida de Egipto hasta este momento en los que se encuentran frente a la gran promesa hecha a los padres de Israel: Abraham, Isaac y Jacob. La espera había sido muy grande.
Cuarenta años atrás hubieran podido entrar en aquella promesa, pero a causa de la rebeldía cometida por su falta de fe los había privado de dicha bendición (Números 13 y 14). Dios los había castigado en aquél día, pero el Señor en su misericordia estaba ofreciendo una nueva oportunidad a los hijos de Abraham.
Lo que enfrentarían en esta ocasión era similar a la vez anterior: Era el mismo pueblo enemigo, era la misma tierra. Lo que cambiaba ahora era que el líder de la conquista no sería Moisés, sino Josué; y los que enfrentarían la conquista ya no eran los mismos actores de hace 40 años, sino sus hijos. Pero la promesa a los hijos de Abraham era la misma: “Y Jehová dijo a Abram, […] Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” (Génesis 13:14, 15).
Para asegurarse Dios que los israelitas no tendrían problemas a enfrentar este reto pide a Moisés que llame al pueblo y les recuerda que Él, Dios, los había acompañado todo este tiempo de sus vidas. En ese mismo momento de la posesión de Josué, el Señor le recuerda al nuevo líder que la batalla enfrente podría traer temores y desconsuelos, pero le asegura que Su misma presencia estará con ellos. Lo que venía era grande, pero no tan Grande como Aquel que los acompañaría. No solo que estará con ellos, sino que está ya trabajando con anterioridad, preparando todo para cada batalla de sus vidas: “Y Jehová va delante de ti; él estará contigo…” (Deuteronomio 31:8).
El mismo Dios que acompañó a Moisés, a Josué y al pueblo de Israel en la conquista de la Tierra Prometida, es el mismo Dios que está ante nosotros hoy. Dios no ha cambiado, Su presencia es continua con Sus hijos; Su protección, ayuda, consuelo y provisión fueron constantes y grandiosas ayer, y son las mismas hoy.
Cuando enfrentamos nuevos retos en la vida, nuestras preocupaciones nos pueden paralizar por un momento. La falta de conocimiento del mañana puede traer incertidumbre y temor; pero Dios no ha cambiado. Dios siempre ha estado y estará con nosotros para que podamos enfrentar el día a día con su ayuda; es más, Él también ya ha ido delante de nosotros preparando todo para que nuestras batallas sean con victorias, porque Él “no te dejará, ni te desamparará”, por lo tanto “no temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8).
Dios nos quiere siempre recordar que Él ha estado con nosotros antes y siempre estará ahí por sus hijos, así que recordemos que SOLOS, nunca, ¡JAMÁS!
«Señor, gracias por Tu constante presencia junto a nosotros, tus hijos»
Josué 1:5
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; COMO ESTUVE CON MOISÉS, ESTARÉ CONTIGO; no te dejaré, ni te desampararé.”