Fortaleciéndonos en la disciplina

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Nehemías 7:1-4

Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas, mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos); y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada uno delante de su casa. Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.”

  1. La edificación se había logrado, todo estaba completo, pero eso no daba razón a descuidarla. Había que poner seguridad.
  2. Era necesario evitar que cualquier intruso llegase durante la noche y trate de traer problemas en una ciudad que al fin estaba hallando estabilidad. Por eso las puertas debía cerrarse con guardas que velasen.
  3. Jerusalén era grande en espacio, pero pequeña en población. Entre los cautiverios y las huidas de los moradores, la población había reducido en gran forma, por eso también desarrollaron un empadronamiento para saber exactamente la población y sus familias (Neh. 7:5-69).
  4. Antes de que puedan ser fuertes como ciudad, tenían que crecer en número ahora que estaban a salvo; y para evitar más desastres, toman medidas necesarias hasta ser una población fuerte.


A la disciplina se la conoce como el conjunto de normas establecidas que ayudan a mantener un orden, y para lograr mantener lo que se ha alcanzado, se debe establecer normas que ayuden al desarrollo de un hábito de vida espiritualmente saludable.

Cuando una persona ha pasado por un proceso de restauración, y después de haber batallado para reconstruirlo todo, sería un grabe descuido el bajar la guardia y volver a dejar que hábitos, amistades y circunstancias negativas nos lleven de regreso de donde hemos salido.

Jerusalén había sido por fin reedificada en sus muros, pero todavía eran débiles en número de habitantes, lo que les hacía susceptibles a ataques. Por eso Nehemías, sabiamente establece una guardia para no permitir el ingreso del enemigo en la oscuridad de la noche. Aún más, establece normas firmes e inquebrantables, con el propósito de evitar cualquier treta, y por eso dice que “aunque halla gente” afuera de los muros, no les permitan entrar “hasta que caliente el sol” (Neh. 7:3). Una sabia decisión.

Cada uno de nosotros podemos aprender de este ejemplo para mantener lejos los pecados o las relaciones que nos pueden llevar nuevamente a caer en hábitos destructivos. Tenemos que ser sabios en la manera de establecer esas normas, y si es necesario alejarnos de cualquier posibilidad de acercamiento, pero también necesitaremos mantener disciplina en estas decisiones, hasta que estemos fuertes. La reconstrucción de nuestras vidas es un proceso de no un día, toma semanas y meses poder fortalecernos en el Señor.

¿Qué medidas podría tomar de forma firme para mantenerme alejado de actividades o personas que pueden alejarme de Dios y arrastrarme nuevamente a una vida destructiva? ¿Con qué firmeza aprendemos a mantener hábitos o disciplinas que nos ayuden a estar firmes en el Señor?


«Para estar firme por un día necesito una decisión momentánea para lograrlo, pero para desarrollar una vida firme y santa necesito de disciplinas espirituales constantes para hacer de “ese día” una meta de vida»

Ministerio UMCD

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Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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