1 Corintios 13:4
“EL AMOR ES SUFRIDO, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.”
Para poder entender mejor la palabra amor en la Biblia, Pablo nos da una lista de acciones que una persona que ama va a demostrar en función al amor que profesa hacia el ser a quien ha decidido amar. Recordando que el amor NO ES UN SENTIMIENTO SINO UNA DECISIÓN, el amor debe ser expresado en formas tangibles que manifestaran al ser amado la sinceridad y profundidad de nuestro mencionado “AMOR”.
El Amor es SUFRIDO:
La palabra griega “makrothumeo” (μακροθυμέω, G3114) significa largo de mente (makros, largo; thumos, mente); y es esta palabra la que se traduce en el versículo como “sufrido”.
La palabra “makrothumeo” en su definición griega quiere decir: «Una persona que tiene buen talante». Talante es un adjetivo dado a una persona que tiene una buena disposición. Alguien que está dispuesta de buena manera. Interesantemente la palabra traducida al español es sufrir, lo que nos quiere decir que la persona que ama está dispuesta de buena manera a ser paciente y/o sufrir. Es una persona que esperar con paciencia, que tarda en responder, que tiene la disposición de aguantar. Y es el verdadero amor que nos dispondrá de buena manera a ser pacientes, hasta sufrir.
Amar es sencillo cuando las cosas van bien, cuando la persona a quien amamos actúa apropiadamente, cuando con acciones nos manifiesta su interés, respeto y amor hacia nosotros. Amar así es fácil. Pues amaríamos recíprocamente en función de lo recibido. Pero el amar bíblico es distinto.
Jesucristo, hablando del amor a otros, nos dice que es fácil amar a la persona que nos “ama”, y eso es lo que la gente común hace (Mateo 5:44-46). El amor que Cristo tiene hacia nosotros es un amor que no exigía buenas acciones para que seamos merecedores de Su amor. El amor de Cristo es un acto dado sin mirar el merecimiento de tal amor. El amor de Cristo va en función de quien somos en esencia, no de lo que hacemos; somos su creación.
En nuestra familia, nuestro amor hacia ellos no debe ir en función de lo que hacen o dejan de hacer, sino en función de quienes son ellos: Mi esposo, mi esposa, mis hijos, mis padres, mis hermanos. No en lo que hace o deja de hacer “mi esposo, mi esposa, mis hijos, etc…”.
Para amar, debemos tener esta disposición de “talante” para amar con ánimo pronto y con paciencia a nuestros seres amados. No debemos esperar recibir buenas cosas de ellos para amarlos, debemos amarlos porque son nuestra preciosa familia. Amarlos de esta forma valoriza quienes son, y no lo que hacen. Si bien, pueden no siempre hacer cosas correctas, mi amor hacia ellos no debe cambiar por el valor de sus acciones, sino que debe ser dado por el valor que esa persona es en mi vida.
Mateo 5:44, 46
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen… PORQUE SI AMÁIS A LOS QUE OS AMAN, ¿QUÉ RECOMPENSA TENDRÉIS? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?”.
Amén 🙂
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