1 Corintios 13:4, 6
“EL AMOR es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece… NO SE GOZA DE LA INJUSTICIA, MAS SE GOZA DE LA VERDAD.”
La palabra injusticia en el griego original “adikia” (ἀδικία, G93) puede ser traducido como agravio, mal. La palabra gozarse significa literalmente alegrarse, mostrar simpatía, congratularse. Y el amor nunca se alegrará cuando algo injusto sucede.
Las relaciones interpersonales, y más las relaciones en la familia, están llenas de muchas manifestaciones buenas o malas. A través de una broma puedo resaltar o despreciar a una persona. A través de un comentario mal intencionado, por más que pueda ser maquillado con una aparente broma, si está hecha con algún deseo de menosprecio, cinismo, u ofensa hacia alguna característica física, mental o emocional, puede ser considerada como un acto de burla, y por lo tanto no va con amor.
Otra forma de gozarse de la injusticia es cuando alguien ha sufrido alguna pérdida, o ha sido afectado física o emocionalmente por algún incidente, y en tono de broma nos expresamos con burla de ello.
¿Se podría usted imaginar a Dios riéndose de usted porque se golpeó la cabeza? Es obvio que NO. Entonces: ¿Por qué creemos que nos podemos reír cuando eso le pasa a uno de nuestros hijos, a nuestra esposa o a nuestro marido? Al contrario, el amor debe producir en nosotros un sentimiento de empatía ante lo sucedido, pues el amor “no se burla de lo malo”.
Nuestro amor a nuestros seres amados debe ir acompañado, si es en verdad sincero, con deseos de protección y de bienestar; estos deseos siempre serán una de las manifestaciones maravillosas del amor.
El no gozarse del mal o de la injusticia puede referirse también a cuando una persona que amamos hace algo incorrecto y nosotros no lo festejamos o nos gozamos de ese mal hecho, al contrario, el amor aborrece lo impío.
La otra cara de la frase es que el amor se goza de la verdad, de lo bueno, de lo puro, de lo digno de mencionar (Filipenses 4:8). Pablo nos dice que el amor debe ser sincero, no fingido; y junto a esta verdad nos dice que debemos aborrecer lo malo, y que debemos seguir lo bueno (Romanos 12:9).
Juan en su Segunda Carta escribe diciendo que él se regocijaba por ver a las personas andando en la verdad, haciendo lo justo, lo recto, obedeciendo a Dios (2 Juan 1:4).
Como nos dice Kistemaker en su comentario del versículo “la cláusula tiene un equilibrio perfecto, pues contiene dos oraciones que usan el mismo verbo, pero cuyos complementos son antónimos: MAL y VERDAD.”
Su amor debe solamente regocijarse en cosas puras, buenas, nobles, debidas. Ame a su familia, pero ame “sin fingimiento”, pues su amor debe realzar y motivar lo bueno, y no lo malo.
3 Juan 1:2-4
“AMADO, yo DESEO QUE TÚ SEAS PROSPERADO en todas las cosas, y QUE TENGAS SALUD, ASÍ COMO PROSPERA TU ALMA. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. NO TENGO YO MAYOR GOZO QUE ESTE, EL OÍR QUE MIS HIJOS ANDAN EN LA VERDAD.”