Filipenses 1:9-11
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, PARA QUE APROBÉIS LO MEJOR, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”
El Apóstol Pablo se hallaba en la presión a causa del evangelio, era la misma causa de Cristo la que lo había puesto en un lugar privado de su libertad, del cual se sentía privilegiado de vivir porque sabía que Cristo era glorificado y que el evangelio era expandido (Filipenses 1:18-21).
Recordando a sus amigos y hermanos de la iglesia en Filipos les saluda con mucho amor y les expresa que uno de sus grandes anhelos y motivo de sus oraciones era que llegaran a amar más y más a Dios, pero que su amor no sea un sentimentalismo sencillo, sino que sea un profundo amor basado en conocimiento genuino en Quien era Dios (Filipenses 1:9).
Estar en la cárcel no es ir a un día de campo, o una tarde deportiva, mucho menos un gran privilegio; al contrario, es uno de los momentos más difíciles lleno de humillación y privado de la necesaria libertad. En ese lugar Pablo les dice: ‘Mi oración es para que amen más a Dios y que ese amor esté basado en un conocimiento creciente y profundo de Dios, y será ahí cuando ustedes van a encontrar que hay cosas mejores en la vida de las cuales deben anhelar vivir’ (paráfrasis).
De esta enseñanza podemos ver algunas cosas valiosas:
Lo mejor no siempre es lo más fácil. Vivir para Cristo requerirá de dejar cosas que nos limitaran de algo valioso, pero que no es lo mejor. Pablo estaba en la cárcel, y para él era un privilegio sufrir la prisión por amor a Quien su vida había cambiado.
Lo mejor no es del mundo. En toda la Biblia vemos que las cosas del mundo nos alejan de Dios y ellas nunca serán las mejores. Pablo consideraba el evangelio y la obra del reino como valiosas y dignas de sufrimiento (Filipenses 1:22-25).
Lo mejor no es de nuestra carne. El sufrir no es algo que nuestro ser anhela, nuestro deseo personal será siempre buscar la comodidad y la autosatisfacción. El pecado nos lleva a escoger lo malo, nuestra nueva naturaleza nos lleva a buscar lo espiritual.
Lo mejor siempre será algo eterno. Mirar a la eternidad nos ayudará a valorar todo lo que hacemos. Cristo murió para darnos eterna salvación. Pablo era encarcelado y más gente recibía a Cristo. Yo aprendo a ser más como Cristo y mi vida se capacita para enfrentar la eternidad a la semejanza de Jesús.
Lo mejor siempre para Cristo. Un día el Señor volverá, y para enfrentar ese momento nuestro deseo será estar irreprensibles ante Él. En nuestro diario vivir debemos alejarnos del pecado para que nuestra relación de amor con Dios sea continua. Además, una vida transformada es siempre una vida fructífera que dará gloria a Dios (Filipenses 1:10-11).
Cuando nuestro amor a Dios crece, nuestra vida cambia en una vida piadosa que agrada y que lleva fruto. Entonces, sí hay algo mejor para vivir y experimentar. ¿Su amor por Dios está creciendo más y más? Esa es la oración de Pablo, y esa debe ser nuestra oración personal.
«Señor, ayúdame a amarte más y más»
Efesios 5:2
“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”