Proverbios 24:27
“Prepara tus labores fuera,
Y disponlas en tus campos,
Y después edificarás tu casa.”
Es conocido por todos que la sociedad actual vive sumisa en el consumismo. Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con anuncios comerciales promocionando un nuevo producto, nos aseguran que el adquirir algún artículo nuevo nos traerá satisfacción. Para cuando ya lo hemos adquirido sale otro nuevo artículo mejor al que teníamos y nos encontramos en la encrucijada de que necesitamos adquirirlo ya que el que poseemos es inferior o “pasado de moda”.
Pero no solo los anuncios comerciales juegan un papel importante en nuestra vida de consumismo. La sociedad en sí nos hace pensar que para “estar al día” en nuestras posesiones debemos tratar de conseguir lo último salido al mercado, es parte del status quo en el que vivimos. Lo que somos lo determinará lo que poseemos. Ropa de marca, equipos electrónicos de “vanguardia”, modelos de automóvil, etc.
Considerando que el poseer bienes materiales no está mal, siempre y cuando se haya trabajado para obtenerlo y, que lo que poseo no vaya a determinar quién soy sino mi carácter sencillo y generoso, entonces puedo poseerlos.
Entonces, ¿dónde está lo malo de adquirir bienes?
La primera razón de la que debemos cuidar sería la codicia. Este pecado afecta mucho al hombre ya que le motiva a desear poseer algo de una manera que afecta su contentamiento y controla su voluntad. Una persona que codicia no se queda contenta hasta que no posee lo que la otra persona tiene o lo que acaba salir al mercado.
La segunda razón de la que nos debemos cuidar son las deudas. Esa misma codicia que nos ha motivado a buscar la manera de adquirir los bienes nos lleva a buscar medios para conseguirlos, entonces buscamos el endeudamiento para que podamos conseguir ese bien en particular.
Salomón nos dice si alguien desea “edificar su casa” debe primero trabajar, disponer bien de su trabajo y de los bienes que posee, y una vez administrado apropiadamente entonces puede comenzar a adquirir los bienes que desee.
Actualmente la gran mayoría de nosotros vivimos en una vida llena de deudas. Parecería que esta cadena interminable de “nuevos artículos” no nos llegará a contentar y es por eso que necesitamos comprar y comprar. Las tarjetas de crédito y las deudas bancarias siguen creciendo y no podemos detenernos porque estamos “atados a la corriente de consumo”.
Aprendamos a ser sabios en nuestros gastos. Utilicemos apropiadamente nuestros recursos, y solo en medida de lo que nuestras posibilidades nos permitan podemos llegar adquirir bienes sin crédito. Ahorre, trabaje, haga un uso apropiado de sus ingresos, pero sobre todo observe que no esté motivado por la codicia, y entonces adquiera lo que necesite.
Por último, si va adquirir algo, no lo haga porque es lo último de la moda. Hágalo porque lo considera necesario y le va ayudar. Muchos compran solamente por decir que tienen algo, y muchas veces ni lo utilizan, quieren llenar su casa de “bienes”. Si no lo necesita y no es valioso, entonces la compra de ese nuevo artículo ya no sería una inversión sino un gasto, y entre estos dos términos si hay diferencia.
«Padre, ayúdame a ser sabio con los recursos que Tú me provees y guárdame del pecado»
Salmos 37:16-17
“Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores.
Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.”