1 Tesalonicenses 4:9-10
“Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más.”
Habiendo crecido en un hogar donde las manifestaciones de afecto no eran algo común, desarrollé un carácter poco expresivo para mostrar amor. Pocas veces nos decíamos te quiero o te amo, casi nunca nos dábamos un abrazo, o rara vez había una expresión directa de amor hacia alguien de la familia. Muchas veces mamá utilizaba palabras con ternura y gran afecto, pero eran palabras que no decían directamente la palabra amor. Y no es que no teníamos amor unos a otros, siempre nos hemos amado, pero no lo manifestábamos con frecuencia.
Al pasar el tiempo nos llegamos a dar cuenta que eso afectaba la manera como nos relacionábamos. Curiosamente, pero no apropiadamente, yo era más “afectivo” con otras personas fuera de mi familia que con mi familia directamente, pero decidimos cambiar esa falta de expresión. Poco a poco comenzamos a decir te quiero, te amo; a través de mensajes de texto comenzamos a enviarnos imágenes que tenían corazones o besos cariñosos. De repente nos vimos en una posición en la que no estábamos acostumbrados, pero que nos estaba ayudando; y aunque todavía no somos tan expresivos como deberíamos, si hemos visto que este intercambio de afecto sincero y abierto nos ha ayudado a desarrollar una relación más íntima y profunda entre nosotros.
Los creyentes de la iglesia en Tesalónica habían estado manifestando ya ese amor fraternal o de hermanos, a tal punto que Pablo no tenía que exhortarles por amarse (v. 9); pero si les anima a que abunden más y más en ello (v. 10).
Siempre hay espacio para más amor. Las manifestaciones de amor nunca dejarán de sobrar y siempre serán bienvenidas. Así como el carácter cristiano se debe ir perfeccionando (1 Tesalonicenses 4:1-8), el amor y las expresiones de amor pueden y deben ir creciendo.
El poder sentir que cada vez más vamos desarrollando una característica afectiva en nuestra familia me ha motivado cada vez más a expresarlo. Cada instante que recibo esas manifestaciones de amor tocan positivamente mi corazón motivándome a devolver con más cariño mis expresiones afectivas hacia ellos.
La manera como expresamos nuestro cariño a los demás pueden crecer en forma de abrazos, besos, palmadas calurosas en la espalda, miradas tiernas, etc. Pero también pueden ser dadas a través de palabras sinceras de afecto, pequeños actos que pueden expresar nuestro cariño como notas escritas, algún detalle en la almohada de nuestra pareja o familiar, el dedicar más tiempo de calidad a nuestros seres queridos, o el realizar una actividad con la otra persona que sabemos que le gusta mucho; hay tanto que se puede hacer para expresar nuestro sincero amor. ¿Qué podría hacer por expresar su amor a alguien hoy?
«Padre, que podamos abundar más y más con nuestro amor a otros, así como Tu amor lo es hacia nosotros»
Romanos 13:8a
“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros…”