Proverbios 25:16-17
“¿Hallaste miel? Come lo que te basta,
No sea que hastiado de ella la vomites.
Detén tu pie de la casa de tu vecino,
No sea que hastiado de ti te aborrezca.”
El exceso es el hecho de exceder o sobrepasar cierto límite, cantidad o valor que se considera normal o razonable. Es una acción abusiva o injusta. La impertinencia es la acción o el dicho inoportuno que afecta el respeto, dignidad u honor de una persona. Ambas actitudes afectan las relaciones con las demás personas.
Con frecuencia nos encontramos con personas que no pueden hallar límites a sus actos. Estas personas no siempre realizan sus actos de una manera mal intencionada, pero si llega a afectar la forma como las demás personas lo perciben. Y nosotros podemos llegar a ser esas personas faltas de límites.
Pero el exceso no necesariamente afecta a una segunda persona, esto puede afectarnos a nosotros mismos también. Por ejemplo, imagine que usted disfruta en gran forma de un plato de comida, y que come y come a cada momento, tanto que no le da descanso al paladar. Esta actitud puede llegar a afectar su salud y su gusto, al punto que ya no lo disfruta tanto como al inicio y podría llegar a perder el interés. “¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella la vomites.” (Proverbios 25:16)
Puede haber exceso en la zalamería. Una persona que habla con muchas palabras, tratando de alabar o exaltar a alguien de una manera exagerada puede producir también repugnancia. Otros hablan tanto con tantas palabras, y piensan que con su palabrería han logrado impactar al oyente, y lo que frecuentemente consiguen es aburrirlo o confundirlo. “¿Tendrán fin las palabras vacías? …” (Job 16:3); “El que ahorra palabras tiene sabiduría…” (Proverbios 17:27)
El exceso en la falta de respeto a la privacidad de nuestros vecinos y el abuso de confianza que sus bondades y generosidad también son inapropiadas. Hay personas que parecerían que no conocen los límites, y con su impertinencia llegan alterar las relaciones con “sus vecinos”. Comprendamos que todo debe tener tiempo y medida para no dañar el buen vivir y las relaciones con nuestros prójimos. “Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca.” (Proverbios 25:17)
También puede darse un exceso en la controversia que afecta mucho las relaciones, especialmente entre las parejas y la familia, o en los lugares de trabajo. Evitar en lo posible los conflictos, aprender a ser pacientes y a perdonar trae siempre gran provecho. “Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella.” (Proverbios 20:3)
El poder determinar los límites convenientes siempre traerá beneficios personales y nos evitará entrar en conflictos con las demás personas. Debemos aprender a ser moderados y discretos para que podamos vivir en paz y bendición. Cuando vaya actuar, mire siempre también en la otra persona antes de obrar, haga un análisis debido de las circunstancias, y después actué con sabiduría para evitar entrar en pecados y conflictos innecesarios.
«Señor, enséñame prudencia, moderación, discreción»
Proverbios 14:8
“La ciencia del prudente está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los necios es engaño.”