Marcos 9:33-37
“Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.”
- Jesucristo había recientemente vuelto de la transfiguración (Mr. 9:2-13), por lo que los discípulos estaban ya discutiendo que “función” cumpliría cada uno en el reino. Mr. 9:33, 34
- El Señor les recuerda que no se trata de que tan alto llegan, sino, que tanto sirven desde abajo.
- Toma el ejemplo de un infante para indicar que es más valioso cuidar de él, que, aunque parecería insignificante, tiene valor ante los ojos de Dios. Mr. 9:36, 37
No solo los discípulos, sino todos nosotros, vivimos en una sociedad donde la relevancia de una posición o estatus representa cierto privilegio. Entre más alto llega una persona, más valor aparente tiene. Pero no es así en el reino. Dios mira la humildad y la entrega en el servicio como más valioso.
Los discípulos estaban discutiendo las posibilidades que ellos tenían de alcanzar puestos importantes cuando el Señor Jesús venga en Su reino. Esto fue algo que afectó varias veces a Sus seguidores. Jesús les recuerda que ese pensamiento no es apropiado. Él vino a servir, y con ese ejemplo debemos vivir enfocados.
Más valor tiene para Dios cuando cuidamos de aquello “insignificante”, porque Él valoriza ese servicio hecho con amor y cuidado.

«Dios no se impresiona por la “grandeza” de nuestros logros tanto como por los detalles de nuestro amor y servicio a lo “menos trascendente”»
Ministerio UMCD