Marcos 12:41-44
“Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.”
- Todo el pueblo se acercaba a dar en el arca que se encontraba en el Templo.
- El arca era un receptáculo en forma de trompeta de metal que sonaba fuerte cuando se ponía las ofrendas, que generalmente eran monedas.
- Los ricos daban mucho, pero lo que daban era de lo que les sobraba, y en eso no había esfuerzo o sacrificio.
- La viuda pobre puso en el arca más que ninguno, no por el monto económico, sino por el valor que representaba para ella, “de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.”

El cuadrante o las dos blancas representaban el 1/64 parte de un denario, lo que era el salario de un día. Eso quiere decir que si el salario de una persona fuera 10 dólares americanos en un día (un promedio en Latinoamérica), lo que ella estaba dando sería cerca de 15 centavos de dólar, y esto era todo lo que tenía. (Nota: para calcular el monto en su país, tome el valor del sueldo promedio en 1 día y divídalo para 2 unas seis veces)
Las dos blancas o el cuadrante era todo el capital que la viuda tenía en sus manos, estaba dando todo su sustento. Al hacer esto estaba demostrando que ella estaba entregando su vida en adoración a Dios. Lo hacía porque confiaba que Dios cuidaba de ella, que no importaba lo que pasaría más adelante, ella sabía que Dios estaba al cuidado de su vida. Eso es confianza.
Al estar confiando y al entregarlo todo estaba manifestando a Dios que lo amaba, que nada era más importante que Él. Esta entrega era un acto de adoración a Dios. Recordemos que estaba entregando, no el diezmo, sino una ofrenda, y estaba ofrendando todo su sustento, más allá de la obligación del diezmo.
Un acto tal solamente puede darse cuando alguien ama y confía, es una entrega absoluta. En nuestra relación con Dios debería haber tal confianza del cuidado de Dios que no nos deberíamos detener a pensar en lo que no tenemos, si no, en lo que sí podemos hacer para Él; y al hacerlo le estamos mostrando nuestro amor, que Él es nuestro todo.
¿Nuestra entrega a Dios es parcial o de lo que nos sobra? ¿A parte de nuestras finanzas, qué más podría darle a Él como entrega de mi vida?

«Solo cuando confiamos en Dios y le amamos sobre todas las cosas es cuando estamos listos para entregarle todo lo que somos a Él»
Ministerio UMCD