¿Habrá lugar?
Lucas 2:4-7
“Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”
Llegaba el momento de recibir al bebé, pero no había lugar para los padres, quienes habían viajado para ser empadronados en Belén. A causa de ese acontecimiento que produjo una gran movilización de las personas, se requería de lugares para hospedarse. Estaban tan ocupados que nadie pudo darles cabida a los padres viajeros. Jesucristo tuvo que nacer fuera del mesón “porque no había lugar para ellos”.
En la actualidad muchas personas se encuentran tan ocupadas con sus vidas que no tienen lugar para nadie. La Navidad se ha transformado en una actividad comercial que produce grandes ganancias a los comerciantes y que conduce a las personas a enfocar sus mentes en los regalos que deben adquirir para dar a sus seres queridos. Los niños viven imaginándose en lo que sus padres les darán de regalos. Lo que vemos en la televisión se relaciona con comerciales y lo que se puede adquirir con aparentes buenas promociones dando énfasis a un ser que no existe y no lo que realmente es importante.
Cuando nos reunimos, muchos nos hemos olvidado que la reunión de Noche Buena o la mañana de la misma de Navidad tiene un significado que va más allá que una comida o regalos. Todos le hemos dado espacio a todo menos a Jesús.
Más allá, las personas ya no tienen tiempo para Dios. Todos han ocupado sus vidas en su trabajo, sus diversiones, sus amigos, sus hobbies, etc. Pocos son los que asisten a una iglesia, un pequeño grupo de personas leen la Biblia, y casi nadie quiere hablar de Jesús con sus amigos para no ser rechazados. Ya no tenemos lugar para Jesús en nuestras vidas. Y en su vida, ¿Si hay lugar para el Señor?
Hagamos de esta Navidad una que realmente traiga gloria a Dios:
– Demos lugar a Jesús en nuestras vidas, permitamos que Él sea nuestro epicentro de todo para que muchos más puedan disfrutar de la presencia de Jesús en sus vidas.
– Quiere dar un gran regalo, hable a los suyos de Jesús.
– Desea pasar una Navidad especial, puede regalar presentes y tener una gran cena, pero recuerde a los suyos que la celebración gira en torno al nacimiento de nuestro Salvador.
– Quiere tener una Navidad diferente, démosle lugar a Jesús en nuestra reunión y demos gracias a Quien, siendo Dios se hizo Hombre para redimir al hombre. De un tiempo a la lectura de un pasaje sobre el nacimiento de Jesús, oren juntos y den gracias al Señor.
– Entreguen sus vidas a Dios como regalo de un compromiso serio al Único que debe ser el centro de la Navidad y de nuestras vidas.
«Jesucristo, Tú eres el Único digno de tener primer lugar en mi vida»
Lucas 1:46, 47 y 49
“… Engrandece mi alma al Señor;
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre.”