¿En qué nos parecemos a los Apóstoles?

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¿Tenía Jesús algún propósito en mente cuando escogió a doce hombres como sus Apóstoles? 

Pues normalmente pensamos que Dios obra indiscriminadamente, pero eso no es así, porque todo lo que Dios hace siempre responde a su plan redentor en el mundo, y el llamamiento de los doce ilustra esta verdad, como lo vemos en: 

Marcos 3.13-15 

“Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.” 


Aquí hallamos los tres propósitos que Jesús tenía con el llamado que hizo a estos hombres. 

Pero ¿Cuáles eran sus propósitos? 

El propósito eran que: 

  1. Estuvieran con Él. 

Porque Jesús quería desarrollar con ellos una relación de confianza que surgiera del tiempo que compartían, de tal forma que en el proceso aprendieran las cosas espirituales que estaban involucradas en el ministerio de Jesús (Hoff, 1990), para que así pudieran ser parte como de una escuela bíblica ambulante y práctica en la que conocerían no solo la teoría, sino también la relación que ella tiene con nuestros corazones. 

Por eso, nos parecemos a los Apóstoles, porque la primera razón por la que todos hemos sido llamados a seguirle, es para tener una relación con Él, para conocerlo íntimamente y ser testigos de su obra en nosotros y en el mundo. 

El segundo propósito era… 

  1. Enviarlos a predicar. 

A proclamar lo mismo que Jesús predicaba en todos los lugares que visitaba, ya que para ellos la predicación de la palabra de Dios debía ser tan importante como lo era para Jesús. Y por lo que se nos cuenta en el libro de Hechos, así fue, y gracias a ello, la iglesia creció de una manera asombrosa y segura. 

Por eso uno de los pilares de la iglesia debe ser la predicación fiel de la Palabra de Dios. Ello es lo que más debemos valorar, aun por encima de nuestro gusto, experiencia, satisfacción o comodidad, de programas ostentosos que, en lugar de predicar la verdad, engañan con o sin intención a quienes los presencian. 

Y lo tercero era… 

  1. Para que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y echar fuera demonios. 

Porque el propósito de Dios era que por medio de esas señales se confirmara el mensaje de Jesús. 

Pero, esto ¿qué tiene que ver con nosotros? 

Que, aunque hoy no somos llamados a ser Apóstoles, sí somos llamados a dedicar nuestra vida a su servicio y a su gloria como ellos. Por eso haríamos muy bien en desear servirle cada vez más y mejor, motivándonos con tres realidades muy poderosas. La primera es que… 

  1. Jesús es el Señor. 

El Creador del cielo y de la tierra, el que recompensa muy bien a aquel que simplemente ofrezca en su Nombre un vaso con agua a quien lo necesite. 

  1. Por su amor por nosotros. 

Porque su obra de salvación, su sufrimiento en la cruz y la esperanza que nos ha otorgado, deberían hacer que nuestro corazón se constriña, y se sienta impulsado a brindarse a Él, en una muestra de profundo agradecimiento y adoración. 

Y… 

  1. Porque estamos en medio de una guerra espiritual. 

Que ya tiene un perdedor (Satanás), pero que debemos pelear para ganar el terreno que él controla, de tal forma que podamos arrebatar de sus manos las almas que mantiene engañadas con sus mentiras. 

Así que, siendo hijos de Dios, no ignoremos su llamado a servirle, y tampoco ignoremos su llamado a hacerlo en el marco de la Iglesia, porque como lo dice Kevin de Young, ella es capaz de hacer mucho más que lo que podemos hacer nosotros solos (2015). 

Así que las preguntas que debemos hacernos son: 

¿Estamos cumpliendo ese llamado? ¿Estamos dispuestos a ofrecer nuestra vida para la gloria de Dios? 

Pues, así como éstos doce hombres lo hicieron, nosotros también debiéramos hallar en su testimonio, la motivación para hacerlo. 

Referencias 

DeYoung, K. (2015). Súper Ocupados: Un Libro Pequeño Sobre Un Problema Grande. Portavoz.  

Hoff, P. (1990). Se Hizo Hombre. Macmillan Publishers. 


«Somos llamados a dedicar nuestra vida al servicio y la gloria de Dios, como lo hicieron los Apóstoles»

Ministerio UMCD

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