Génesis 17:19
“Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.”
Génesis 18:11-14
“Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”
Rajo Devi Lohan, una mujer hindú de 70 años es considerada la mujer más longeva en dar a luz un niño. Rajo y su esposo de 73 años habían decidido realizar los tratamientos necesarios para que ella pudiera ser fertilizada in vitro. Según el Diario “Daily Mail”, ellos decidieron recurrir a una clínica en la India para que hagan todo el tratamiento posible y así pudieran tener su primer bebé. Después de un largo tratamiento y un muy complicado embarazo su niño nació, trayendo por supuesto complicaciones en la salud de la madre.
Este tipo de tratamientos no es permitido por los doctores en occidente por las complicaciones de salud que pueden presentarse a una madre de tal edad, pero en algunos países de oriente, estas implicaciones no son limitantes.
Sin embargo, Rajo Devi Lohan no es realmente la mujer más longeva en haber concebido. Sara, la mujer de Abraham, había sido estéril toda su vida, ella era ya de noventa años y su esposo de cien cuando Dios obró en el cuerpo de ambos ancianos para que ella pudiera concebir (Gn 17:17; 18:11-14). Sin tratamientos médicos Dios estaba cumpliendo la promesa a Abraham de darle un hijo, por medio del cuál llegaría la bendición a los hombres; Isaac era el hijo de esa promesa (Gn 17:19).
Mas Dios no se quedaría ahí nada más. Un descendiente de Isaac, el Mesías, por medio de Quién se estaría cumpliendo la promesa de la bendición a todas las familias de la tierra (Gn 12:3; 15:4, 5), nacería aún bajo un milagro más asombroso. María, una virgen (Is 7:14), quien no había conocido varón hasta el día que el ángel Gabriel se le presentó, concebiría a Jesús, tampoco habría algún tratamiento, y mucho menos con la participación de la semilla del hombre; el Santo Ser sería concebido en el vientre de la madre como obra del Altísimo por medio del Espíritu Santo (Lc 1:26-35).
La concepción de Jesús en el vientre de María tenía que ser de esta forma, para que, en Su concepción, Jesucristo no sea contaminado por el pecado del hombre, y para que sin pecado se hiciera pecado por nosotros en la cruz, y “nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co 5:21). Elisabet, la prima de María y madre de Juan el Bautista, también había concebido en “su vejez”, “porque nada hay imposible para Dios” (Lc 1:36, 37).
Para el Señor del universo no bastaba sólo con nacer, tenía que ser un nacimiento singular, como singular sería Su obra perfecta de redención.
«Jesús, alabamos Tu singular nacimiento»
Isaías 7:14
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”