Marcos 6:53-56
“Terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla. Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le conoció. Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba. Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.”
- Jesucristo iba por todas partes enseñando sobre el reino y Su Nombre ya era muy conocido por toda el área del Mar de Galilea.
- Las personas enfermas buscaban al Señor para ser sanados de toda dolencia. Tanta era la necesidad, que los conocidos de los enfermos los traían en lechos.
- Tal era la necesidad que tenían los enfermos que solamente anhelaban tocar el borde de su manto para ser sanados.
- La fe de ellos los llevó a alcanzar la misericordia de Jesús, Quién con poder obraba sobre todos los que lo buscaban.
El 14 de abril del 2020, el mismo Domingo de Pascua, Ramón Zúñiga, un esposo y padre de familia de 50 años de edad salía con el alta médica rumbo a su casa después de haber pasado internado 28 días en la sala de cuidados intensivos del hospital, de los cuales, 20 días estuvo conectado en coma inducido a un respirador artificial, después de haber sido contagiado del Covid-19. Ramón asegura que su fe y oración fue lo que lo salvó. En sus propias palabras, Ramón dice: “Sentí que estaba perdiendo, y fue cuando le pedí a Cristo y a Dios que por favor me ayudara”.
A menudo olvidamos la crisis que puede traer una enfermedad, no solamente física, sino emocional y espiritual. Ansiedad, depresión, desconsuelo, trauma, y muchos otros sentimientos afectan a una persona, y más, cuando esa enfermedad es grabe o prolongada. Eso puede afectar nuestra fe y gozo, alterando inclusive nuestra relación con Dios.
Cuando vemos el pasaje de Marcos 6:53-56, vemos al Señor Jesucristo rodeado de gente que, con desesperación anhelaban tan siquiera tocar el borde de su manto. Muchos de los suyos los traían en camillas improvisadas, ya que no podían por sí mismo acercarse. Era su fe los que los movía a buscar a Jesús para ser sanados.
El Señor sigue obrando con poder. Él conoce cada uno de aquellos que están enfermos. Dios puede obrar todavía milagros de sanidad. Ahora, recordemos que no todo enfermo en Israel fue sanado de toda dolencia en los años de ministerio de Jesús, pero los que lo buscaron con fe sabían que Él tenía poder para sanar. Confiemos en Su voluntad para obrar en nuestro favor, pero nunca dudemos de Su capacidad.

“Confiar en Dios es recordar que, aunque en Su voluntad no llegue a sanar a todo enfermo, Él tiene la capacidad para hacerlo si lo desea.”
Ministerio UMCD