Josué 1:1-9
“Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”

Muchos, cuando miramos este pasaje de la Biblia nos alentamos por las Palabras que Dios nos da a través de estos versículos: “Esfuérzate”, “se valiente”, “no desmayes”, “estaré contigo”, “no temas”, etc. (Jos. 1:5-7, 9). Y vaya que infunden aliento en cualquier momento. Pero pocos miramos al motivo de esas palabras.
Lo que Dios estaba diciendo a Josué es que era tiempo de conquistar la Tierra Prometida (Jos. 1:1-4). El Señor había llevado al pueblo de Israel por un paseo no muy corto por todo el desierto, a causa de su desobediencia, pero ya era tiempo de continuar con los planes que estaban por delante, ya Él estaba por continuar con Su voluntad en favor del pueblo de Israel.
Las palabras de aliento eran para que Josué guiara sin temor a toda la nación para que se hicieran cargo de lo que era suyo por promesa, pero que tenían que esforzarse para lograrlo. Si bien Dios estaría con ellos, Josué y el pueblo tenían que hacer su parte: Conquistar la tierra. De alguna forma, esta es la misma exhortación que Dios nos hace cada día a todos nosotros.
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, un plan que está establecido bajo Su buena voluntad y que tiene el propósito de prosperarnos para que lleguemos a “poseer” lo que Él tiene para cada uno de nosotros. Lo que nos pasa es que muchos dejamos de seguirlo porque nos quedamos a medio camino, o no queremos cruzar el “Jordán” de nuestra comodidad. Y por ello, nos quedamos sin alcanzar las metas que Dios tiene preparado para cada uno.
Pero esto puede cambiar hoy. Decida apropiarse de las promesas de Dios. Confíe en que el Señor le ayudará y le prosperará.
¿Qué es lo que tenemos que hacer? No temamos, seamos valientes y salgamos de nuestra comodidad. Aprendamos a depender de Dios y de Su Palabra, confiemos en lo que Él nos diga que debemos hacer sin apartarnos de Ella. Meditemos en cada decisión a tomar, y recordemos que Él no nos dejará ni desamparará; y veamos como Dios nos ayuda a alcanzar Sus planes y metas para cada uno de nosotros porque Él estará con nosotros.
Nuestra vida puede ser grandemente prosperada y todo nos “saldrá bien” si confiamos en Él (Jos. 1:8), aprendemos a depender y a no desmayar. Nuestra vida no tiene que ser una de derrota, sino una de victoria y conquista con la ayuda de Aquel que nos quiere bendecir todo el tiempo.
