En Él se encarnó la esperanza, la gracia y el amor, conocimos por medio suyo a Dios, escuchamos las buenas noticias de Su misericordia, somos consolados y liberados de la esclavitud del pecado para vivir una vida abundante en el Espíritu, que le alabe y honre en todo tiempo, y hallamos su descanso, junto con la promesa de resurrección y de ser revestidos con un vestido incorruptible y glorioso.
