Lucas 23:35-43
“Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. RESPONDIENDO EL OTRO, LE REPRENDIÓ, diciendo: ¿NI AUN TEMES TÚ A DIOS, ESTANDO EN LA MISMA CONDENACIÓN? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y DIJO A JESÚS: ACUÉRDATE DE MÍ CUANDO VENGAS EN TU REINO. ENTONCES JESÚS LE DIJO: DE CIERTO TE DIGO QUE HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO.”
El pueblo se agolpó al Gólgota a ver a los condenados ser crucificados. Principales sacerdotes, religiosos fervientes, soldados romanos, gente del pueblo, familiares y amigos de Jesús (Juan 19:25-26); todos estaban ahí para contemplar la crucifixión del Señor.
Entre los presentes se hallaban dos participantes relevantes, quienes voluntariamente no habían decidido participar, pero por su vida pecaminosa habían sido llevados para recibir el castigo, los malhechores.
Casi todos decían que Jesús era el Rey de los Judíos, pero no con fe, sino por burla. Muchos decían que podía salvar, pero que no se salvaba a sí mismo, haciendo mofa de ello. Otros decían que era el mismo Mesías, el escogido de Dios, pero lo escarnecían con sus aseveraciones. El rótulo en la cabecera de la cruz tenía un mensaje inscrito: “ESTE ES EL REY DE LO JUDÍOS”.
Uno de los malhechores lo desafía a liberarse de la cruz y que los libere a ellos también. Sínicamente hace burla de la condición de Cristo y de su poder para salvarlos: “Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Entre todos ellos, un solo hombre, que acompañaba al Salvador del otro costado de la cruz mira con esperanza a Jesús:
-Miró su condición de hombre temiendo a Dios: “: ¿NI AUN TEMES TÚ A DIOS, ESTANDO EN LA MISMA CONDENACIÓN?”
-Miró su propio pecado y la santidad de Cristo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos… mas éste ningún mal hizo”.
-Miró su necesidad de salvación y la pidió: “Acuérdate de mi”
-Miró que Cristo era Rey y le pidió que le deje entrar en el Reino: “ACUÉRDATE DE MÍ CUANDO VENGAS EN TU REINO”.
-Miró con fe que si había esperanza, Jesús si podía salvarlo porque lo vio Santo, Dios, Rey y Salvador; aunque se hallaba en la Cruz.
Muchos actualmente saben de esta historia de la Cruz, pero aún no han depositado su fe en Jesús como Salvador. Saben que murió, pero no aceptan que fue pagando por sus pecados. El malhechor suplicante vio en Cristo lo que muchos no vieron. ¿Cuándo mira a la cruz, usted, a Quién ve y qué cree?
«Señor Jesús, Tú siendo Rey y Dios llegaste a la Cruz a morir en mi lugar por mis pecados. Perdóname, porque fue por mi culpa. Yo, como el malhechor, te pido que te acuerdes de mí “CUANDO VENGAS EN TU REINO”, Amén»
“En la cruz, en la cruz,
do primero vi la luz,
y las manchas de mi alma yo lave,
fue allí por fe, do vi a Jesús,
y siempre feliz con Él seré.”
(Himno: «En la Cruz»)
¡Gloria a Dios! ¡Gracias por amarme tanto!
«Bienaventurados todos los que en él confían » (Salmo 2:12)
Me gustaLe gusta a 1 persona