Marcos 8:34-38
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”
- Recordemos que Jesús les había estado hablando sobre Sus propios padecimientos, Su muerte y resurrección. (Mr. 8:31-33)
- También les había hablado de que lo mejor que pueden hacer es tener una perspectiva divina de la vida y la obediencia.
- Ahora les hace un llamado a consagrarse, entendiendo bien lo que sería mejor.
- El mundo es temporal y vano, nada de lo que se basa en torno a esta vida terrenal tiene valor eterno, sino se busca seguir a Dios. Podremos ganar mucho en este mundo, pero nuestra vida sería desdichada sin frutos.
¿Cuán grande era la cruz que llevó Cristo? Imagínese que llevaba el peso del pecado de todos nosotros. ¿Cuán grande es la cruz que debemos llevar nosotros? Imagínese que solo lleva el peso de alejarnos del mal y de vivir una vida agradable al Señor.
Las diferencias son muy grandes, pero en la realidad, nuestra batalla en contra del pecado requiere una muerte diaria a la autocomplacencia, y la búsqueda a la santidad y obediencia constante.
Jesucristo con Su ejemplo nos dejó un camino que recorrer; y aunque de manera real, el alejarnos del pecado es tan beneficioso, a causa de nuestra carnalidad, tenemos que luchar diariamente para no dejarnos doblegar por lo perverso y destructivo del pecado, porque nuestra carnalidad se deleita en ello.
Miremos nuestra vida como Dios la ve, miremos nuestra obediencia como Dios la ve, miremos el propósito para nuestra vida como Dios lo ve; y sólo allí caminaremos debidamente en esta vida hasta que lleguemos a Su presencia.

“Si miráramos apropiadamente al sacrificio de Cristo en la cruz, entonces nuestra muerte al pecado hallaría su mayor motivo.”
Ministerio UMCD