1 Corintios 3:16-23
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.”
- El Espíritu Santo no solamente que mora en el creyente (1 Co. 6:19; Ef. 1:13-14), sino que está activamente en la vida de la iglesia, el Cuerpo de Cristo; y es su participación la que edifica al Cuerpo por medio de la participación de cada miembro.
- La iglesia, al ser de Dios debe ser mantenida santa. Por lo tanto, cada uno de nosotros debemos participar en ella en santidad, de ahí la importancia de evitar las separaciones o segregaciones.
- También debemos evitar ser sabios en nuestra propia opinión en la manera como se debe edificar la iglesia, cada uno de nosotros debemos estar en alineación de Dios y Su voluntad, y no en nuestra propia sabiduría.
- Todos los recursos humanos dados por Dios a la iglesia, o sea, cada miembro, ha sido la provisión del Señor para la edificación de la iglesia, de lo cual debemos sentirnos agradecidos.
- La iglesia no es del hombre, es de Cristo, por tanto, de Dios, y como tal, debemos honrarla y santificarla participando en ella para la edificación de la misma, y la gloria de Dios.

Cada creyente ha recibido la presencia del Espíritu Santo para ser utilizado por Dios por medio de los dones dentro de la iglesia. Es la obra del Espíritu en medio del grupo de creyentes lo que edifica a la iglesia, y todos somos miembros de ella, por lo tanto, debemos participar en ella.
Como Su iglesia, debemos mantenerla santa y unida, sin intromisión del mundo ni de nuestro pecado. Para que la Iglesia puede ser edificada correctamente depende de cada miembro dado por Dios como parte de la misma, pero también dependemos de Él para que la edifique.
Usted y yo somos parte de esa iglesia local, y debemos unir esfuerzos para que Dios vaya edificándola. Seamos creyentes activos y pongamos a disposición de Dios y de la iglesia todos nuestros recursos, sean estos espirituales, nuestras capacidades, y nuestros recursos para que crezca de acuerda a la voluntad de Dios.

«Dentro de la iglesia se manifiesta el Espíritu Santo, y es Su obra la que la edifica a través de los dones dados a cada creyente»
Ministerio UMCD