Jeremías 10:1-7
“Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.”
<<El rey Luis XIV de Francia iba a ser sepultado en la Catedral de Nuestra Señora, en París. El templo estaba profusamente decorado. La concurrencia allí reunida representaba a lo más grande de la nobleza que el mundo había visto. El cuerpo del rey muerto estaba ataviado con elegantes, vistosos, finos y ricos vestidos. Los nobles que habían llegado procedentes de lejanos y de cercanos lugares esperaban un grandioso panegírico, como, según ellos, lo merecían la ocasión y el monarca muerto. Sin embargo, quedaron sorprendidos, atónitos, alarmados y pasmados cuando escucharon al predicador decir: “¡Solamente Dios es grande!”>>
Muchos de nosotros admiramos personajes de la historia o de nuestra época; otros admiramos el nombre de una u otra marca conocida; otros admiramos o reconocemos algún país por alguna característica particular; otros, como lo decía el profeta Jeremías, admiraban a los ídolos que siendo de leña y obra de hombres no hablan, no andan, ni tienen poder para hacer bien ni mal (Jeremías 10:3-5) pero al mismo tiempo exclamaba con gran confianza: “No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.” (Jeremías 10:6)
Los diferentes Nombres de Dios nos expresan diferentes significados y nos hablan de cierta característica en particular de Él: Jehová es mi Pastor (Salmos 23:1); Príncipe del ejército de Jehová (Josué 5:14); Jehová es mi estandarte o Jehová-nisi (Éxodo 17:15), etc. Pero hay uno que tiene gran significado para nosotros, y ese es el Nombre de Jesús.
Jesús significa “Dios salva” (Mateo 1:21): En Su Nombre hay sanidad (Hechos 3:6), en Su Nombre se hacen milagros (Marcos 9:39), en Su Nombre hay poder contra los demonios (Lucas 10:17), a través de Su nombre tenemos acceso al Padre en oración (Juan 14:13-14), por Su Nombre tenemos perdón de pecados (Hechos 10:43), solamente en Su Nombre hay salvación (Hechos 4:12), ante Su Nombre se doblará toda rodilla (Filipenses 2:10, 11). Jesús, Nombre sobre todo nombre.
Adoremos hoy el Nombre de Jesús, agradeciendo por todo lo que a través de Él nuestro Padre nos ha dado. Glorifiquemos y proclamemos Su nombre con toda confianza porque grande es Su Nombre.
«Jesús, hoy exaltamos y adoramos Tu gran Nombre»
Filipenses 2:10-11
“para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”