Principios para el Líder IX – CORRECCIÓN EQUILIBRADA

1 Samuel 2:27-31

“Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa.”

La necesidad de un líder que sepa poner “los puntos sobre las íes” de una manera equilibrada e imparcial es muy importante. La corrección ante la falta de disciplina y la manera como se imparte esa corrección pueden ayudar mucho al líder al desarrollo apropiado de las labores y el buen comportamiento.

Un buen líder debe aprender a ser imparcial en su trato con todos los suyos, no es conveniente que sea complaciente con unos e intolerante con otros. La clave será la constancia. La posibilidad de perder el equilibrio de juicio es bastante grande, además.

Para Elí, el comportamiento inadecuado de sus hijos fue la muestra de un hombre complaciente. Sus hijos estaban abusando de su posición como sacerdotes tomando desmedidamente de las ofrendas que traían para el Señor, pero también estaban viviendo una vida de libertinaje (1 S 2:12-17, 22-25). La corrección de Elí fue muy liviana y tardía, no les había hablado de Dios (1 S 2:12), lo que trajo el juicio del Señor.

1 Samuel 2.29 Color

La intolerancia es el lado opuesto de la complacencia. La tiranía y la ira se observa mucho en aquellos que, deseando mantener la disciplina, imparte juicio de una manera dura. La corrección debe ser hecha con amor y verdad, clara y constantemente, sin preferencias ni discriminaciones, pero como nos dice Pablo, considerándonos a nosotros mismos, eso quiere decir, que debemos tratar con esa persona como si nosotros fuéramos quienes cometiéramos la falta y como nos gustarían que nos corrijan para hacer lo correcto. Pablo utiliza para ello la palabra “mansedumbre”. (Gá 6:1)

Para lograr una buena conducta general se debe comunicar con claridad los requerimientos, y corregirlos cuando sea necesario. Debemos ser ejemplo para quienes nos siguen de seguir esas normas, pero debemos ser constantes en mantenerlas. Tengamos cuidado en no caer en la complacencia o la intolerancia, menos en la parcialidad por afinidad; esto ayudará para que todos tengan ese sentido de trato justo. Busque maneras creativas de promover siempre la buena conducta y logrará resultados positivos.

«Instruir, motivar, mantener, y corregir son las claves de una buena conducta colectiva»

Gálatas 6:1

“… si alguno fuere sorprendido en alguna falta… restauradle (CORRÍGELO) con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo.”

1 Samuel 2.29 Anexo

Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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