Marcos 12:1-12
“Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. ¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo; El Señor ha hecho esto, es cosa maravillosa a nuestros ojos? Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.”
- En la continuación del dialogó con los líderes del templo (Mr. 11:27-33), Jesús va a ilustrarles por medio de esta parábola la mala actitud que los sacerdotes tuvieron al no cuidar de la viña.
- Los siervos enviados representaban los profetas que fueron rechazados por el pueblo, porque no querían escuchar a Dios.
- Después, haciendo referencia al hijo del dueño, Jesús menciona el rechazo que Él estaba teniendo, pero también profetiza su muerte en frente de los mismos sacerdotes. (Mr. 12:7, 8)
- La piedra desechada, siendo Él mismo, llegó a ser el pilar donde se construiría la salvación del hombre, pero también sería el pilar para la edificación de la Iglesia, el nuevo grupo de personas (los “otros”) que serían ahora usados para los planes de Dios.
Israel había caído en manos de un grupo de labradores que nunca quisieron al Señor de la viña. Su malicia era tal que siempre habían rechazado a Dios y a Sus mensajeros, y ahora estaban por dar muerte a Su Hijo.
El rechazo a Jesús fue el medio que Dios permitiría para que nuestro Salvador llegue a la cruz. Si hubieran aceptado al Mesías, Su muerte no se hubiera dado. Dios había enviado a Jesús en el momento más frívolo de la vida espiritual de Israel para brindar salvación a todos nosotros.
Ese rechazo trajo juicio a Jerusalén en el año 70, el abandono temporal de Dios en la vida espiritual de Israel, y el cambio de instrumento de Su obra hacia a los gentiles para continuar con Sus propósitos de darse a conocer al mundo.
Actualmente la Iglesia del Señor es el instrumento por el cual Dios quiere dar a conocer de Su amor y deseo de reconciliación. Tenemos que cumplir este privilegio con honor y responsabilidad.

«El rechazo a Jesucristo siempre ha traído consecuencias temporales, pero sobre todo eternas»
Ministerio UMCD