1 Corintios 4:6-14
“Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.”
- Como se había mencionado antes, el problema en la iglesia en Corinto era la división, pero una causada por el orgullo. Se habían envanecido con la presencia de siervos como Pablo, Apolo y Cefas, y por eso se consideraban diferentes y superiores.
- Pablo se usa como ejemplo para no dejar que la vanidad los destruya. Les recuerda que la presencia de ellos como siervos de Dios en medio de la congregación en Corinto fue un regalo de Dios no obtenido por mérito (1 Co. 4:6-7).
- Tal era el orgullo que se sentían como superiores entre las demás iglesias pensando que estaba “reinando” antes de tiempo (1 Co. 4:8).
- Les recuerda que los apóstoles, en vez de estar envanecidos, están pasando necesidad, hambre, persecución y cansancio. Que sirven a Dios en humildad, y que ello debería darles modelo de humildad para que no tengan de que jactarse (1 Co. 4:9-13).
- Esta exhortación la hace como un padre espiritual, anhelando que sus hijos se comporten piadosamente ante el Señor y los demás.

La palabra griega que Pablo usa para expresar la idea de envanecimiento es “fusioo” y se traduce como hincharse. Estaba usando esta palabra para expresar la manera como los hermanos en Corinto se estaban hinchando de orgullo pensando más de lo que debían pensar de sí mismos.
La iglesia en Corinto había caído en la vanidad y la arrogancia. Se consideraban más que los otros por estimarse “sabios” (1 Co. 1:26), y por haber tenido como maestros a ciertos siervos con relación a los demás (1 Co. 1:12), y eso los llevó a una división interna dentro de la misma iglesia.
Hoy en día, algunos hermanos de algunas iglesias podrían menospreciar a los otros creyentes por tener ciertas características que otros no tienen: Tamaño de congregación, ciertos ministerios u posibilidades de recursos, algunos maestros y predicadores, etc. La vanidad dentro de los creyentes aún se puede ver en nuestros días, y entre mayores esas diferencias, mayores las posibilidades de envanecerse.
Pablo nos recuerda a no “distinguirnos” por ello (1 Co. 4:7), mas bien, nos llama a la humildad y la estimación sana (Ro. 12:3; Fil. 2:3), pues todo lo hemos recibido de Dios por Su gracia y misericordia. Tengamos cuidado de no envanecernos por esas cosas, pues “Dios resiste a los soberbios” (Stg. 4:6).

«Si la vanidad y la arrogancia está llegando a la misma iglesia del Señor, entonces la carnalidad está ganando y la humildad está desapareciendo»
Ministerio UMCD