Juan 1:4-9
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. AQUELLA LUZ VERDADERA, que alumbra a todo hombre, VENÍA A ESTE MUNDO.”
Cuando vivía en una finca trabajando en ella, una de las cosas que más apreciábamos era la luz. Al inicio, cuando visité por primera vez esa propiedad, no tenía servicio de electricidad pública. Todo lo que se hacía por las noches dependía únicamente de la luz de velas o de una lámpara para acampar que funcionaba a gas.
Recuerdo que una noche, a media noche, me desperté con sed y deseaba beber un poco de agua, sin una vela o una linterna en mis manos, pretendí ir a buscar a la cocina un poco de agua. Tan oscura fue esa noche que me tomó cerca de 10 minutos llegar a la cocina y encontrar, sin poder ver nada, un vaso y poder beber agua. Todo ese trayecto, desde la cama hasta la cocina, lo hice por medio del sentido del tacto, porque literalmente no podía ver ni siquiera lo que estaba en mis manos.
Un día, después varios meses de espera, y gracias al esfuerzo de la comunidad y la empresa suministradora de electricidad se pudo obtener el fluido eléctrico. Cómo cambio el panorama nocturno con la llegada de este servicio tan valioso.
Durante el tiempo de navidad recordamos la llegada de otra Luz al mundo. Esta Luz venía a iluminar al hombre que se encontraba inmerso en la oscuridad, no de la noche, sino de su propio pecado. Jesús, la Luz del mundo (Juan 8:12), venía para habitar en medio del hombre, y así iluminar espiritualmente el alma del hombre. Esta Luz también era necesaria para que el hombre pudiera encontrar esa fuente de agua que su alma requiere. Jesús, fuente de Agua viva (Juan 7:37-38), está al alcance de todos para saciar la sed espiritual en la que nos encontramos.
Dios, sabiendo la necesidad del hombre proveyó por medio de Jesucristo la luz que necesitaba para encontrar el camino al cielo; y por medio del mismo Jesús proveyó del agua que saciaría el alma sedienta. Navidad es el recordatorio de que un día la Luz vino al mundo y habitó entre nosotros para que podamos así ver nuestra necesidad y encontrar el Camino al Padre. Jesucristo es el único camino al Padre (Juan 14:6).
Así como esa noche oscura en la finca, donde mi cuerpo necesitaba de luz para encontrar el camino para hallar un vaso de agua y saciar mi sed; el hombre necesita de la Luz del mundo que nos ilumine el Camino al cielo y así saciarnos del Agua viva para no volver a tener más sed.
Si está a oscuras, no sabe a donde ir y tiene sed, es porque necesita de Cristo. Él quiere entrar en su vida y cubrir todas esas necesidades. En esta navidad Dios quiere darle el regalo de vida eterna y saciar todas sus necesidades. Acepte a Jesús hoy.
«Señor Jesús, entra en mi ser e ilumina mi vida; entra en mi alma y sacia mi sed; se Tú mi camino para llegar al Padre»
Juan 8:12
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: YO SOY LA LUZ DEL MUNDO; el que me sigue, no andará en tinieblas, SINO QUE TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA.”
