No es iniciativa nuestra

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1 Corintios 9:14-18

“Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.”

  1. Pablo aclara que su deseo de escribir sobre el sustento que la iglesia debe brindar en favor de aquellos que sirven predicando el evangelio no era para beneficio propio (vv. 14, 15), sino que estaba defendiendo su posición dentro de la iglesia; pero si deseaba dejar claro que esa enseñanza era correcta para dejar pautas de como se debe llevar la vida de la iglesia y el sostenimiento de quienes sirven. (vv. 7-14)
  2. El apóstol había predicado el evangelio entre los corintios de manera libre y sin necesidad de exigir sustento, antes, él estaba muy gozoso que pudo hacerlo de forma gratuita y proveyendo su propio sustento con el sudor de su frente, y en ello se gloriaba o regocijaba. (v. 18)
  3. Pero en lo que no podía gloriarse era en ese impulso que tenía de predicar. Dios era quién le había dado esa orden, y sabia que estaba impulsado hacerlo bajo la iniciativa del Señor. La predicación del evangelio no había sido idea suya, sino un mandato de Dios. (vv. 16, 17)


Todo creyente debe entender que la predicación del evangelio debe ser llevada a cabo porque es una obligación que tenemos que cumplir ante Dios. A lo largo de la Biblia vemos una y otra vez que nos ha sido dada la responsabilidad de predicar “el evangelio a toda criatura” (Lc. 16:15). Esta responsabilidad nos debe impulsar a cumplirla a cabalidad.

Pablo afirmaba que no había sido idea propia el tener que hablar de Cristo a quienes no sabían del Señor, antes el mismo Jesús lo buscó para darle esa tarea (Hch. 9:6, 15-17). Lo que había dentro de Pablo era un impulso muy fuerte que lo alimentaba para cumplir esa tarea con diligencia. Y es por ello que les dice a los hermanos de Corinto que no había buscado solicitar apoyo económico porque su motivación no era el sustento, sino el cumplimiento del mandato divino.

Si bien, no todos los creyentes llegan a ser ministros llamados por Dios para servir como pastores o misioneros, y a los cuales la iglesia sí debe sustentarlos económicamente para que lleven a cabo su tarea con libertad y responsabilidad; todos los creyentes sí tenemos la responsabilidad de llevar el mensaje de las buenas nuevas de Cristo indistintamente de cuál sea nuestra función dentro de la iglesia.

Una “comisión” nos “ha sido encomendada”, y es nuestra responsabilidad de hacerlo de “buena voluntad” (v. 17), la de hablar de Jesús y del deseo de Dios de salvar a todo aquel que ponga su fe en el Salvador.

¿A quién va a hablar de Cristo hoy?



«El Señor nos ha dado una tarea, la de evangelizar; y este mandato debe impulsarnos a llevarlo a cabo inmediatamente con buen deseo, para cumplir con la voluntad de Dios»

–Ministerio UMCD–
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Publicado por Ministerio UMCD | Un Momento Con Dios

Reflexiones Cristianas. Salmos 1:2 "Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche."

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