Las privaciones del ministerio

Agradezcamos al Señor por la vida de quienes sirven en Su reino como pastores y misioneros fieles. Sus vidas son de gran bendición para nuestras vidas, y son una muestra del poder de un Dios maravilloso que se gloría obrando en medio de vasos de barro que son instrumentos útiles para Su reino.

Confianza que fortalece

Como Pablo, podemos mirar que el poder del evangelio no se detiene, y nosotros tenemos el privilegio de sufrir todo ello en nuestra fragilidad por la causa de Cristo. Dios, por medio del poder con el que Él actúa en nosotros, nos fortalece y capacita para seguir cumpliendo la tarea de llevar el evangelio a todos. Tenemos el privilegio de hablar del amor de Dios a pesar de tanto odio, de hablar de perdón en Cristo a pesar de tanta rebeldía, de hablar de vida eterna a pesar de que nos exponemos a la muerte.

Nuestra capacidad viene de Dios

Al mirar la obra de Dios, todos nosotros debemos recordar que de nosotros mismos no hay nada realmente útil que Él necesite para hacer Su obra. Lo cierto es que la obra no es hecha por el hombre, la obra es del Dios Todopoderoso, quien en Su providencia y buena voluntad decide utilizar a hombres para la tarea, pero que no requiere de ellos para hacerlo. Es en Su gracia que somos considerados para participar con Él.

Con olor de “triunfo”

Todos tenemos una responsabilidad ante Dios y ante los no creyentes de compartir el mensaje que nos redimió del pecado y nos ha dado vida eterna. Este mensaje da vida eterna a todo aquel que lo acepta, y nuestra participación al compartirla otorga al que lo recibe un “olor” agradable de “vida”.

Aproveche la “puerta” abierta

Cada uno de nosotros tenemos oportunidades únicas que se nos presentan como providencia del Señor para poder predicar el evangelio a personas en momentos específicos de nuestro caminar, lo que debemos es estar atentos a esas oportunidades y aprovecharlas.

Interacción en el reino

Pablo nos deja un ejemplo hermoso de cómo el daba importancia a la obra de Dios, y de como cada iglesia y cada obrero cumplían de una manera u otra en dicha obra. Valoricemos apropiadamente lo que hacemos por el reino, y ello impulsará mas efectivamente la obra del Señor.

Participando apropiadamente

Todos debemos ser buenos atletas para el Señor que corremos “en el estadio” de esta vida frente a un público que mira detenidamente nuestro desempeño apropiado, y de esta forma poder llevar el evangelio a toda persona sin que el pecado nos descalifique.

La causa es ganar a uno

En un mundo cada día más cosmopolita, la necesidad que cada creyente mire a las personas que están sin Cristo como un alma sin esperanza, debe llevarnos al deseo de querer adaptarnos, dejando nuestras tradiciones o apreciaciones, para poder compartir el evangelio con aquellos que no conocen a Jesús.