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Josué 10:28-33, 40-43
“En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó. Y de Maceda pasó Josué, y todo Israel con él, a Libna; y peleó contra Libna; y Jehová la entregó también a ella y a su rey en manos de Israel; y la hirió a filo de espada, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo a su rey de la manera como había hecho al rey de Jericó. Y Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna a Laquis, y acampó cerca de ella, y la combatió; y Jehová entregó a Laquis en mano de Israel, y la tomó al día siguiente, y la hirió a filo de espada, con todo lo que en ella tenía vida, así como había hecho en Libna. Entonces Horam rey de Gezer subió en ayuda de Laquis; mas a él y a su pueblo destruyó Josué, hasta no dejar a ninguno de ellos. […] Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo mató, como Jehová Dios de Israel se lo había mandado. Y los hirió Josué desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón. Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel. Y volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento en Gilgal.”
Los logros alcanzados siempre serán motivo de júbilo. Detrás de cada meta alcanzada está el esfuerzo, la dedicación, el empeño que cada uno pone para poder llegar ahí. Esos triunfos siempre traerán algarabía y buen sentimiento, y más cuando esas metas son grandes.
Pero muchos consideran propios sus logros, y pocos dan reconocimiento a Dios por el favor o la gracia otorgada para conseguirlos. Hace unos años atrás entrevistaron al entrenador y al mariscal de campo de un equipo de futbol americano universitario después de lograr uno de los campeonatos nacionales, y lo primero que dijeron fue: «En primer lugar, el favor de Dios, toda la gloria a Dios» «Me apoyo en lo que dice un versículo que Dios es poderoso para hacer las cosas más allá de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros» ¡Qué perspectiva más apropiada!
Si bien las victorias en nuestras vidas son ganadas con nuestro esfuerzo y determinación, no debemos olvidar que detrás de nosotros está un Dios que pelea con y por nosotros para darnos esas victorias. Nada se podría lograr sin el favor de Dios.

Si recordamos el inicio de la campaña de la conquista de la Tierra Prometida, el “Príncipe del ejército de Jehová” se le presentó a Josué con una espada y le dio instrucciones de como conquistar Jericó (Jos. 5:13 – 6:5), y desde ese momento Dios les iba acompañar en cada batalla brindándoles las estrategias, desalentando el corazón de sus enemigos, y obrando hasta con milagros para darles todas las victorias, “Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel”. (Jos. 10:42)
Después de la victoria en contra de los cinco reyes de los amorreos, cuando protegieron a Gabaón (Jos. 10:1-27), Josué y todo el ejercito se dedicaron a conquistar a siete ciudades más: Maceda, Libna, Laquis, Gezer, Eglón, Hebrón y Debir. Cada victoria fue posible porque “Jehová” les entregaba esas ciudades, y al final de todas esas victorias la Biblia nos dice que “todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová… peleaba por Israel.” (Jos. 10:30, 32 y 42)
En nuestra vida diaria nosotros nos enfrentamos en contra del pecado que mora en nosotros, del mundo pecaminoso y de satanás; a más, cada día nos esforzamos en el trabajo, la escuela, en nuestra vida diaria; a parte, enfrentamos pruebas y dificultades que tratan de detenernos en nuestro caminar con Dios y afectan nuestras vidas; pero cuando vencemos todos estos obstáculos o alcanzamos algún logro, nunca olvidemos de junto a nosotros va el “Príncipe del ejercito de Jehová” que nos ayuda con Su guía y poder para alcanzar nuestras victorias, a Él siempre será la gloria.

«Si bien las victorias en nuestras vidas son el resultado de nuestro esfuerzo, nunca olvidemos que sin el favor de Dios nunca las alcanzaríamos»
Ministerio UMCD