Proverbios 25:8-10
“No entres apresuradamente en pleito,
No sea que no sepas qué hacer al fin,
Después que tu prójimo te haya avergonzado.
Trata tu causa con tu compañero,
Y no descubras el secreto a otro,
No sea que te deshonre el que lo oyere,
Y tu infamia no pueda repararse.”
¿Es usted de aquellos que apenas recibe una afrenta o cree que existe una injusticia actúa impulsado por la ira y el descontento? Somos muchos quienes no podemos quedar tranquilos ante la injusticia. El deseo que buscar justa solución a los problemas nos lleva a tomar acciones inmediatas para corregir.
La Biblia si nos dice que se debe impartir justicia (Deuteronomio 16:18-20; Isaías 1:17), es parte del carácter de Dios porque “es juez justo” (Salmos 7:11). Pero en nuestro comportamiento airado la justicia no actúa rectamente (Santiago 1:20), es por eso que necesitamos aprender a controlarnos y saber actuar ante los problemas.
Lo primero que podemos hacer es dejar la ira a un costado. La paciencia siempre traerá grandes beneficios. El pasaje nos dice que no debemos entrar “apresuradamente en pleito” pues una ira descontrolada es destructiva y muchas veces pecaminosa (Proverbios 19:19; Santiago 1:20). Antes de actuar, mire bien que no esté bajo la influencia de la ira desmedida.
Debemos estar bien informados de lo sucedido antes de tomar acciones, sobre todo si vamos actuar en defensa de otras personas. Un gran error que se realiza a menudo es el de actuar sin un debido conocimiento de los hechos. Pregunte a ambas partes lo que sucede para no actuar parcializados. Si el problema es suyo, mire bien sus derechos y obligaciones, tome pausa antes de obrar, pues no hay nada más inapropiado que entrar “apresuradamente en pleito” y después no saber “qué hacer al fin”.
Lo tercero que se debe hacer es tratar la causa en privado. La Biblia nos exhorta a buscar dialogar primero en forma privada, antes de hacerlo público. Muchas veces actuamos en forma contraria, primero contamos a todos lo sucedido y después hablamos con la persona con quien tenemos el problema, eso no es apropiado (Proverbios 25:9; Mateo 18:15-17).
Algo muy importante será ya haber tratado este problema con Dios. Ore y exprese su dolor a Él antes de realizar alguna acción, siempre será beneficioso descargar nuestros problemas a los pies de Dios. Esto nos puede ayudar dándonos serenidad y sabiduría para saber qué hacer.
Mientras ora, perdone a la otra persona. Si va a buscar justicia, y muchas veces es necesario hacerlo, lo que debe estar en su mente es que no va a buscar venganza, sino buscar restitución. Al perdonar, usted va actuar en contra del hecho y no de la persona ofensora. Sin perdón, lo que buscamos es actuar en contra de ambos, el hecho y la persona. Si ha perdonado, muchas veces se dará cuenta que mejor será dejar pasar el hecho y entregárselo a Dios antes que actuar, y esto puede ser más beneficioso que nada (Proverbios 10:12; Lucas 6:37).
Ciertas acciones previas nos pueden ayudar mucho antes de que nuestra “infamia” o mala fama “no pueda repararse”. Recordemos que una ira descontrolada nos puede llevar a mayores problemas si no actuamos sabiamente.
«Dios, ayúdame con tu Espíritu a controlar mi ira, dame sabiduría para actuar ante la injusticia, pero sobretodo, ayúdame amar y perdonar antes de actuar»
Salmos 37:8
“Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.”