Proverbios 26:13-16
“Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles.
Como la puerta gira sobre sus quicios, Así el perezoso se vuelve en su cama.
Mete el perezoso su mano en el plato; Se cansa de llevarla a su boca.
En su propia opinión el perezoso es más sabio Que siete que sepan aconsejar.”
“Después lo haré” es el título que estaba en la portada de un folleto y que era usado como introducción para la historia de Juan, el niño que aprendió a dejar las cosas para después. En casa: “¡Juan! ¡Guarda tus juguetes!” – “¡Lo haré después!” Decía Juan. En la escuela: “¡Este deber es para el viernes!” – “¡Tengo mucho tiempo! ¡Lo haré después!” Pensaba Juan.
La persona perezosa es aquella que encuentra en su razonamiento una buena idea para dejar de hacer las cosas y/o posponerlo para después (Proverbios 26:13). Pero otra de las razones por las que el perezoso frecuentemente cae en la vagancia es que generalmente piensa mucho antes de cumplir con sus tareas, y permite que ese razonamiento lo lleve a caer en la pereza.
Dios compara al perezoso y su cama con la puerta y sus quicios (bisagras), ya que ellas son inseparables (Proverbios 26:14). La persona perezosa pasa mucho tiempo en su cama, utiliza mucho de su tiempo útil para desperdiciarlo durmiendo. Descansa frecuentemente en sillas y busca excusas para hallar espacios para descansar. ¡La cama y el perezoso son inseparables!
Aunque nos parezca divertido, muchas personas utilizan ciertas frases para defender la vagancia. Muchos portan camisetas o publican mensajes con contenido que alienta esta caracteriza pecaminosa y perjudicial:
- “Yo no soy perezoso, solamente disfruto haciendo nada”.
- “Yo no soy vago, yo estoy en estado de guardar energía”.
- “Si no lo puedo alcanzar, no lo voy a necesitar”
Una persona vaga muy difícilmente escuchará un consejo para aprovecharlo, pero la Biblia si advierte que el perezoso vivirá en desventura y fracaso (Proverbios 6:10, 11; 26:15), vivirá en pobreza (Proverbios 6:11; 10:4), será causa de vergüenza a quienes lo conocen (Proverbios 10:5), se convierte necio y no es sabio (Proverbios 6:6), pierde sus bendiciones (Jueces 18:9), son dormilones (Proverbios 6:9), son de calamidad laboral para otros (Proverbios 10:26), tiene anhelos nunca alcanzados (Proverbios 13:4), sus posesiones están descuidadas (Proverbios 24:30, 31), no escucha consejo (Proverbios 26:16), no crecen espiritualmente (Hebreos 6:12), y no son aptos para servir en el reino de Dios (Romanos 12:11).
No permitamos que la pereza nos controle, si usted lo piensa dos veces, talvez no lo hará. Dedique tiempo a lo que tiene que hacer con diligencia y no nos dejemos controlar de un pecado que solamente nos trae ruina y desventura.
«Señor, ayúdame a ser una persona diligente en todo lo que tenga por delante»
Proverbios 13:4
“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.”