Salmos 92:12-15
“El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.
Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.
Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,
Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.”
Se conoce como efecto invernadero a la radiación térmica emitida por la superficie del planeta y que es reirradiada al planeta por efecto de los gases que se encuentran en la parte superior de la atmosfera, lo que incrementa la temperatura global al concentrarse mayor radiación térmica que no es liberada al espacio.
Pero el invernadero en forma general es una estructura construida con el propósito de darle un ambiente propicio a las plantas y a los animales que habitan bajo su techo. Este ambiente controlado otorga a los seres que viven en el interior una temperatura y humedad adecuada para un buen crecimiento. No importa la temperatura externa al invernadero, este medio controlado siempre es propicio para las plantas y animales que se desarrollan vigorosamente y pueden producir con tranquilidad sus frutos.
De la misma manera, quienes habitan bajo la protección de Dios y quienes voluntariamente han decidido vivir bajo Su guía y protección son como un robusto “cedro en el Líbano”. Aquellos que desean permanecer junto a Dios serán “plantados en la casa de Jehová” y en sus atrios “florecerán”. No importa la vejez de ellos, siempre “fructificarán” y “estarán vigorosos y verdes”.
Jeremías nos dice que el hombre que confía en el hombre “será como la retama (zarza) en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”; pero en cambio, el hombre que confía en Jehová será bendito ya que su confianza está en Él, y éste “será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” (Jer 17:5-8 – paréntesis añadido)
Para vivir bajo el ‘invernadero’ de las bendiciones de Dios debemos vivir justamente confiando en Él en todo momento. La fe del hombre debe ir acompañada por su vida justa, santa, obediente (Sal 92:12; Jer 17:7).
Existe una gran preocupación en los últimos años por el calentamiento global que produce el “Efecto Invernadero” sobre el planeta Tierra, trayendo cambios bruscos que está alterando las cosechas y el hábitat del hombre; pero pocos hombres se están preocupando por algo más importante, estar bajo la cobertura de Dios para ser abrigados por sus bendiciones. Por así decirlo, el “efecto invernadero” trae problemas a la Tierra, pero trae bendiciones a la vida del hombre… y de ambos debemos estar pendientes, pero sobre todo del segundo. Y usted, ¿cómo está su temperatura espiritual hoy? ¿Se halla habitando bajo “el invernadero” de Dios?
«Padre, ayúdame a confiar en Ti y seguirte siempre para habitar bajo Tus bendiciones»
Salmos 37:3
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.”