1 Reyes 12:3-14
“… y hablaron a Roboam, diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos. Y él les dijo: Idos, y de aquí a tres días volved […] Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis… ? Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre. Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él. Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros… ? Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: […] El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre. Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones. […] Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les habló conforme al consejo de los jóvenes…”
Una de las áreas más delicadas en el liderazgo es el de poder escuchar con atención las peticiones y comentarios de quienes están a nuestro alrededor, no solamente de quienes están bajo su liderato. Muchas veces el líder llega a pensar que, por ser él el líder, todo lo que ellos hacen debe ser seguido sin discusión y con completo sometimiento, sin pensar que puede estar equivocado o que pudiera encontrarse mejores maneras de desarrollar las tareas que se desean hacer.
Jetro, el suegro de Moisés, miró en su yerno un problema, la falta de delegación de tareas. Preocupado por la gran responsabilidad y por la salud de Moisés le aconseja que delegue funciones a personas capaces para que le ayuden con la tarea de juzgar asuntos de la población, a lo que Moisés considerando sabio el consejo opta por ponerlo en práctica (Éx 18:13-27).
Roboam no escuchó apropiadamente la queja del pueblo, y cuando quiso hacer algo, escuchó a quienes apoyarían su punto de vista (los jóvenes), no a quienes le dieron la opción correcta (los ancianos).

¿Cómo escucha usted a quienes están a su alrededor? Para poder conseguir beneficios que vayan a favorecer a todos, y lograr las mejores condiciones posibles, lo importante es recordar que cuando se decida algo hay una regla que se puede aplicar al considerar: Los métodos pueden ser negociables o modificados, pero los principios no. Habrán cosas que se pueden cambiar para conseguir los resultados posibles o convenientes para todos, siempre en pos de un fin común y adecuado; pero las cosas se deben hacer en base a principios no negociables, principios de ética y moral basados en la Biblia que nunca se deben cambiar a la hora de decidir.
Un buen líder escuchará atentamente las peticiones y comentarios, buscará ayuda de Dios y de otros para hallar la mejor solución, y debe tratar de siempre buscar las mejores condiciones posibles para todos, dentro del marco del bien común, no de un solo lado de la balanza. Para poder escuchar con atención se requiere de sensibilidad ante las peticiones y de humildad para reconocer los errores.
«Saber escuchar es más que tener la capacidad de oír las palabras de los demás. Es, principalmente, poseer la capacidad de dejar de oír nuestras propias palabras» – David Fischman
Proverbios 5:1
“Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído.”
