Marcos 13:32-37
“Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.”
- El momento exacto de la manifestación de Cristo para llevar consigo mismo a la Iglesia presenta una gran interrogante, porque nadie lo sabe. Nunca lo fue declarado.
- El mismo Jesús aclaró que Él, como Hombre, desconocía del “día y de la hora”, sino solo Dios el Padre.
- Aún después de la resurrección, cuando fue preguntado si la restauración de Israel sería pronta, Él se limitó a recordar a los discípulos que lo más importante que deben tener presente es que recibirían poder para llevar a cabo la evangelización siendo testigos (Hch. 1:6-8), y en ese contexto los ángeles nos recuerdan la Segunda Venida (Hch. 1:11).
- Lo que sí les pide es que miren con detalle los acontecimientos discerniendo los tiempos (“mirad”). Los anima a estar alertas y sin dormir porque no sabemos cuándo será ese día (“velad”). Y les amonesta a estar orando, buscando la ayuda de Dios para estar firmes hasta Su venida (“orar”).

La gran interrogante es el “¿Cuándo?” … ¿Cuándo viene el Señor? Todo lo que se refiere al inicio de la Tribulación y futuros eventos está claramente marcados en el calendario bíblico, e iniciarán justo después del rapto. Siete años de tribulación, Segunda Venida de Cristo, establecimiento del Reino Milenial, y al final, Juicio del Trono Blanco, y separación eterna entre salvos y no salvos, tanto hacia la nueva creación como al lago de fuego, respectivamente. Pero hasta que todo eso inicie no se conoce.
Utilizando una ilustración, Jesús relata la historia de un hombre que se fue para volver, pero que nadie sabía cuándo volvería, y por eso los anima a los siervos a estar velando, esperando su venida para que nos los “halle durmiendo” (Mr. 13:34-36).
La promesa del regreso de Cristo es algo veraz, y el tiempo está establecido en la potestad del Padre. La razón por qué Cristo no ha llegado aún es porque “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:9). El Señor todavía está dando tiempo al hombre a arrepentirse para salvarlo; espera pacientemente; pero será por un poco de tiempo.
La advertencia de “mirad, velad y orar” es muy importantes para que nos preparemos a Su encuentro. El tener presente que Cristo puede venir en cualquier momento nos ayuda a vivir en temor y santidad.

«Muy bueno fuera saber el día exacto de Su venida, pero mejor es esperarlo en fidelidad y santidad»
Ministerio UMCD