Reencontrémonos con nuestra identidad

Hoy en día, no estamos obligados a ser circuncidados, pues nuestra identidad ya no está bajo la ley de Moisés, sino bajo la Ley de Cristo (1 Co. 7:18-19; Ro. 4:9-12; Gá. 2:3-10; 5:2-12; Fil. 3:2-3). Pero siempre es bueno mirar hacia nuestra identidad en Cristo, y recordar que ahora no debemos circuncidar nuestros cuerpos, pero si nuestros corazones por medio de la fe (Dt. 10:16; Jer. 4:4; Ro. 2:29; Col. 2:13), y con ello honrar a Quien nos libró del “oprobio de Egipto”, es decir, del pecado y de la condenación.

Hasta el más osado enmudece

Nuestra obediencia permite que Dios se manifieste a través de nosotros y por nosotros. Dios se especializa por glorificarse en Su obrar cuando nosotros le seguimos con fe. Para nosotros este ejemplo bíblico de Josué nos alienta a considerar seriamente el valor que tiene nuestra obediencia en fe.