Nuestra obediencia permite que Dios se manifieste a través de nosotros y por nosotros. Dios se especializa por glorificarse en Su obrar cuando nosotros le seguimos con fe. Para nosotros este ejemplo bíblico de Josué nos alienta a considerar seriamente el valor que tiene nuestra obediencia en fe.
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Levanta un “hito” espiritual
En nuestra vida espiritual todos vamos a encontrarnos con momentos significativos en nuestro caminar con Dios: El día que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, el día de nuestra consagración, algún milagro hecho en nuestro favor o de alguien más, alguna batalla espiritual ganada, alguna promesa de Dios cumplida en nuestras vidas, etc.
Fe y obediencia para el engrandecimiento
Muchas veces la vida del creyente no es tan emocionante como quisiera porque muchos no experimentan la obra de Dios como desearían. En muchos casos es la falta de fe lo que detiene esa obra, y como no hay suficiente fe no llegan a seguir a Dios en obediencia, y por eso pierden las oportunidades de mirar Sus maravillas y las bendiciones que trae la obediencia.
Vamos a seguirlo en santidad
Si realmente queremos seguirlo, debemos hacerlo honrando Su santidad y Su Nombre. Es el momento de consagrarnos a Él, de postrarnos en reverencia ante Su presencia, y comprometernos a seguirle en santidad, para que así también podamos ver sus “maravillas entre (nosotros)”.
Él tiene que ir delante
¿Cuándo viajamos a un lugar nuevo busca la ayuda de alguien para que lo guíe o simplemente sale a la aventura sin saber a dónde ir?
Entre la llamada de acción y la obediencia
¿Cómo responde usted ante los mensajes que escucha en la Iglesia, o de los versículos que lee en sus devocionales o lecturas bíblicas? ¿Cuando escucha una promesa de parte de Dios o entiende que Él le está pidiendo hacer algo, con qué prontitud usted responde a ese llamado divino a actuar?
Esfuerzo y valor para obedecer
Nuestra vida solamente será prosperada cuando seguimos a Dios en obediencia, y para eso necesitamos ser firmes en obedecer y no temer cuando esa obediencia parecería contraria a lo que nosotros o el mundo consideremos bueno hacer. La victoria solamente se la obtiene con Dios y Su guía, y sin Él nada nos saldrá bien.
Presencia condicionada, resultado maravilloso
Cuando hay pecado en la iglesia, y las personas permiten que la carnalidad se manifieste ante las dificultades y los problemas interpersonales (Ga. 5:19-21), las divisiones son evidentes, generando una pérdida de comunión con los demás hermanos y con Dios (1 Jn. 1:6-8).