Romanos 15:25-32
“Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. […] Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.”
La popular frase “El hombre propone, mas Dios dispone” hace referencia al entendimiento que tenemos sobre la soberanía y voluntad del Señor; y aunque para muchos de quienes usamos esta singular frase, no siempre la expresamos con un estado de conciencia plena de lo dicho, su significado es real y absoluto en la obra de Dios en nuestras vidas. La idea en la frase es que nuestro anhelo es uno, pero lo que Dios decida hacer a favor o no de nuestro anhelo es otra cosa.
Algo similar es lo que alcanzamos a mirar en la Carta a los Romanos, y que expresan el anhelo sincero de Pablo, pero que posteriormente sería comprobado por el mismo apóstol, demostrándonos que el hombre puede planificar algo, pero está dentro de la soberanía de Dios determinar el resultado y la manera de alcanzarlo.
Pablo escribió esta carta durante su tercer viaje misionero, mientras se encontraba en Corinto. El deseo del apóstol era poder llegar a visitar a los hermanos en Roma (Ro 1:8-14). Su deseo no era uno casual, pues expresa que varias veces había deseado ir, pero las circunstancias le habían impedido (Ro 1:10-13; 15:22). Por esto, no solo que había orado personalmente, sino que pide a los hermanos que intercedan por él (Ro 1:9, 10; 15:30-32). Les expresa del viaje que haría a Jerusalén llevando la ofrenda a los hermanos en Judea, y que después de ello deseaba ir a España, y en ese viaje pasar por Roma. En su petición pide que oren para que Dios le libre de los enemigos en Jerusalén, pueda llevar la ofrenda sin problema, y después, pueda encaminarse sin inconvenientes (Ro 15:24, 25, 28-32).
Pablo tenía un anhelo, pero Dios tenía Sus planes. Ciertamente el misionero llegó a Jerusalén, entregó la ofrenda, y viajó a Roma; pero la manera como lo hizo no fue como deseaba. Él si llegó a Jerusalén, pero fue perseguido y encarcelado a causa de ello; demoró más de dos años antes de viajar a Roma, pero ahora como prisionero. En su viaje casi muere en un naufragio, y cuando llegó a Roma, ya no pudo ir a España. Pablo propuso en oración su deseo, pero Dios lo encaminó a Su buena y sabia manera.
Es interesante, que uno de los versículos más mencionados por los creyentes hoy en día, se encuentra en esta misma carta, y expresa que, dentro de la voluntad de Dios, todo puede ser encaminado soberanamente por el Señor para cumplir con Sus planes: “Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” (Ro 8:28). Pablo llegaría a experimentar en carne propia esta verdad.
¿Qué es lo que usted está pidiendo a Dios hoy? ¿Qué realidad está experimentando en su vida en este momento? ¿Qué fue lo que solicitó un día y las cosas no se dieron como planeaba, pero que Dios lo encaminó para bendición? Recordemos, nosotros podemos proponer, pero debemos aprender a confiar en la voluntad de Dios y descansar en Su amor y sabiduría.
«Te alabamos Señor por Tu voluntad, amor y sabiduría en lo que haces y permites»
Jeremías 29:11
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”