Isaías 55:6-7
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”
Tratar de explicar la existencia de Dios comparándolo con el viento, tiene cierto sentido, pues el viento no lo vemos, pero sabemos que existe por los cambios que ejerce cuando actúa afectando todo a su paso. Pero a diferencia del viento, Dios no está sujeto a fuerzas externas para obrar, Dios es auto existente y soberano.
Tratar de explicar la Trinidad comparándola con los tres estados del agua (líquido, sólido y gaseoso) puede ayudar a entender las tres Personas de la Deidad, pero a diferencia de cada estado del agua, Dios no tiene que dejar que ser uno para ser otro. Siempre está presente cómo Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo; y las Tres Personas actúan en completa unidad.
Tratar de explicar Su grandeza no es posible, pues es infinita; Su completa gloria inconcebible e inaccesible; aunque los cielos nos “cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal 19:1).
Su santidad es incorruptible, Su amor incomprensible, Su sabiduría inalcanzable, Su poder incomparable, Su justicia perfecta, Su fidelidad inquebrantable, Su ira contra el pecado intachable.
Pero dentro de todos estos atributos que nos sobrecogen y humillan, Dios está dispuesto a darse a conocer ante todo aquel que de corazón lo busca. Lo único que Dios desea es que cada persona quiera buscarlo de todo corazón, pero con un corazón quebrantado en arrepentimiento por el pecado y dispuesto a vivir para agradarle.
Dios no está distante para quienes de veraz lo buscan (Jer 29:12, 13), pero si para aquellos que lo rechazan o lo ignoran. La distancia la pone el mismo hombre, no Dios.
Llegará un día cuando cada persona ya no tendrá tiempo para hallar esa relación íntima con Dios, ese día llegará con la muerte, así que en tanto que haya vida debe buscarlo “mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Is 55:6).
Para iniciar a establecer esta grandiosa relación con Dios, debe poner su fe en Cristo, el Único camino al Padre (Jn 14:6). Jesucristo pagó por nuestros pecados, por lo tanto, solamente en Su Nombre hay perdón (Hch 10:43). No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar, pues Él es “amplio en perdonar” (Is 55:7).
¿Por qué no poner su fe en Su Hijo Jesucristo hoy mismo y comenzar desde ya esta preciosa relación con el Padre? El mañana es incierto, y quien sabe si tendremos tiempo para hallarlo antes de que llegue ese fatal día. Hoy puede ser el día de su nueva relación, de su salvación.
«Dios, gracias por enviar a Tu Hijo Jesucristo a morir por mí, Él abrió mi camino a Ti»
2 Corintios 6:2
“Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”