
Salmos 53:1-4
“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Dios no invocan?”
Un día me encontraba en un diálogo con una persona que expresaba abiertamente que no existía Dios, “pues la maldad que se ve alrededor manifiesta la existencia de un caos y que no existe un Ser supremo que controle u obre en favor de la justicia, lo moral, lo bueno” – decía él. Por más que le mostraba pasajes de la Biblia no quería aceptar la existencia de Dios ni el origen y la causa del mal. La Biblia llama a esa persona: “NECIO”.
Necia es una persona insensata, perversa, ruin y villana que rechaza la verdad y se llena de razones vanas para pensar, creer y vivir de acuerdo con lo que su pensamiento expresa. Es alguien que dice “en su corazón: No hay Dios” (v. 1). Justifica todo lo que piensa o hace en cuanto a su concepto de la existencia de Dios y en base a lo que su perverso corazón lo impulsa (Pr 23:7a; Jer 17:9). Esto lo aleja de Dios porque no lo busca, y vive una vida corrompida y “abominable” (v. 1-3).
Los Salmos 14 y 53 son casi idénticos, pero con una gran diferencia. El Salmo 14 utiliza 4 veces la palabra “Jehová” (Sal 14:2, 4, 6 y 7) y 3 veces la palabra “Dios” (Sal 14:1, 2 y 5), mientras que el Salmo 53 usa solamente la palabra “Dios” en las 7 veces que es nombrado.
La palabra “Jehová” viene del hebreo “YHWH” (יְהוָה, H3068), y es utilizada para hacer referencia al Dios del Pacto con Abraham; ese fue el nombre que le dio a Moisés para identificarse como el Dios Auto-existente (“Yo Soy El Que Soy” – Éx 3:14, 15); es un término de relación con su pueblo. Mientras tanto, la palabra “Dios”, usada en ambos pasajes, viene del hebreo “Elohím” (אֱלֹהִים H430), y es usada a lo largo del primer capítulo de la Biblia para referirse al Dios Creador (Gn 1). Esta diferencia es significativa, pues el Salmo 14 puede ser considerado un llamado de atención a Su pueblo, mientras que el Salmo 53 un juicio ante un ateo, como a una persona no salva también.
Dios, como Elohím, es Dios de todos los seres humanos, a quienes creó. Dios, como Yaweh o Jehová, es el Dios con una relación personal con un individuo, quien lo ha reconocido además como Elohím (Gn 4:25, 26).

Es triste ver que, tanto el ateo y el no creyente (Sal 53), como el creyente (Sal 14), según ambos pasajes, actúan como necios cuando sus vidas están conducidas por su perverso corazón. Ambos no hacen el bien (v. 1), no buscan a Dios (v. 2), se apartan desviándose tras el mal (v. 3), hacen maldad contra su prójimo y no lo invocan (v. 4). A diferencia del creyente, quién temblará ante Dios por hacer mal al justo y actuado mal en contra del necesitado (Sal 14:5,6), el no creyente temblará ante el juicio por haber pecado contra el pueblo de Dios (v. 5). Dios un día vendrá a dar paga al necio de acuerdo a su camino y restaurar a los suyos (v. 6).
¿Dónde se encuentra hoy su corazón? ¿Vive pecando como si Dios no existiera en su vida? Es el momento de parar, arrepentirse, pedir perdón a Dios, y dejar esa vida de necedad… antes que sea tarde.
«Señor, ayúdame a ver si hay necedad en mi corazón»
Jeremías 17:9
“Engañoso es el corazón… y perverso…”