Alabemos a “JAH” – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXX)

Sí, “mientras viva”, ¿por qué no alabar a Dios con su “alma” entera? (Sal 146:1, 2). Cada día de nuestros días, con gran regocijo, en sentido de adoración, con las manos levantadas, con el corazón quebrantado, con su mente y entendimiento, con todo su ser, alabe al Señor, digno de toda nuestra alabanza.

La bondad y el poder de Dios – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXIX)

Cuando meditamos en la grandeza de Dios y Su obra, nuestra boca se llena de alabanza al Señor. Cuando estemos ante Su presencia, bendeciremos “su santo nombre eternamente y para siempre” (v. 21).

Omnipresencia y omnisciencia de Dios – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXVIII)

David compara su vida, desde el mismo nacimiento hasta los pensamientos y actos de cada día, y los analiza ante la grandeza de Dios, y afirma con toda verdad que Dios sabía todo, absolutamente todo de él (v. 1-4).

Jehová es tu guardador – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXVII)

El Señor ha estado siempre con nosotros, y lo seguirá haciendo por “siempre” (v. 8). Dios guarda como “depósito” seguro nuestra fe con gran poder (2 Ti 1:12). Nada ni nadie nos “puede arrebatar” de Sus “manos” (Jn 10:28, 29), ni en lo “presente”, ni en lo “futuro” (Ro 8:38, 39). Y mientras que seamos salvos por la fe en Cristo, el mismo Señor estará con nosotros “todos los días” (Mt 28:20), hasta que nos lleve a Su presencia (Jn 14:1-3; 1 Ts 4:13-18). Dios es nuestro preservador (v. 7).

Dios y los ídolos – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXVI)

El hombre, a causa de su condición pecaminosa, ha rechazado desde ese mismo momento la autoridad y la deidad del Dios quien lo creó. Su anhelo de llegar a ser como Dios (Gn 3:5) lo ha llevado a exaltarse a sí mismo, o buscar de alguna manera adorar a algo o alguien que represente físicamente una deidad.

Alabanza por las bendiciones de Dios – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXV)

Cuando reconocemos a Dios por Quien es Él, y por todas las bendiciones que Él nos ha dado, nuestro ser por completo debe bendecir en agradecimiento por toda Su gracia y misericordia. Si no podemos postrarnos en adoración al Señor en reconocimiento ante ello, entonces nuestro corazón no lo está reconociendo como debe ser, y ahí tenemos un muy grave problema del cuál debemos arrepentirnos.

Morando bajo la sombra del Omnipotente – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXIV)

Habitar “al abrigo del Altísimo” tiene la idea de una persona que vive en estrecha relación de amor y obediencia con el “Omnipotente”; es hacia él que “la sombra” de Dios obra en favor (v. 1). Es alguien que depende de Dios y que busca de Su guía para todas sus decisiones y necesidades.

El justo confía en Dios – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXIII)

Siempre el malo será enemigo sin piedad en contra del bueno. Que no le tome por sorpresa esta realidad, más bien manténgase alerta para que Dios le ayude a serle fiel en medio de la conspiración.