“Desde la antigüedad lo había planeado”

Para los que somos hijos de Dios, esto implica una belleza indescriptible, porque el mismo que nos llama sus hijos es quien tiene en sus manos, los finos hilos del destino humano, tiene el poder de comenzar o terminar su plan, de librarnos de cualquier amenaza que se revele contra nosotros y que nos asegura protegernos hasta que recibamos la herencia de gloria que Él nos tiene reservada (1 P. 1.4).

Respondiendo sabiamente ante las amenazas

Estas tres cosas debemos hacer para enfrentar las amenazas de la vida: 1. Acercarnos a Dios en oración, 2. Recordarnos quién es nuestro Dios y adorarlo por ello, y 3. Pedir, pensando en su gloria, más que en nuestro bienestar y comodidad.

¿Cómo responder a las amenazas de la vida?

Esta historia se parece a nuestra realidad porque todos enfrentamos diariamente amenazas de todo tipo a nuestra vida, la enfermedad, la economía, la injusticia, los enemigos, etc…; pero debemos entender que como pueblo de Dios, su nombre esta puesto en nosotros, y por ende, no estamos solos enfrentando el mundo, sino que Dios está tan involucrado con nosotros, que no permitirá que su nombre sea deshonrado.

Todos adoramos algo

Este ejemplo de Idolatría entre el pueblo de Dios es una exhortación a nosotros como pueblo santo. Porque como seres adoradores por naturaleza, todos somos llamados a adorar a Dios, sometiéndonos a su palabra, creyendo en ella y obedeciéndola. La pregunta es: ¿Nuestra vida adora a Dios?

La enfermedad, para la gloria de Dios

Dios a veces permite la enfermedad para su gloria, para demostrar en el mundo su poder, para que comprendamos que para Él no hay nada imposible.

Aunque angustiado, cantaré

En los momentos más duros de nuestro caminar cristiano es dónde hallamos los momentos más hermosos de nuestra sincera adoración.

Oración de confianza

¿Es normal que una persona tenga temor? ¿Un creyente puede tener temor o es una actitud incorrecta? ¿Qué es el temor y cómo combatirlo?

Con poder, por voluntad

Honremos al Creador con nuestras vidas y vivamos agradecidos porque en Su voluntad nos creó. No esperemos hasta llegar al cielo para adorarlo por Su poder y voluntad de crearnos, podemos hacerlo desde ahora, y cada día, hasta que estemos ante Su trono.