Nuestra tarea como creyentes ahora es velar por el pueblo judío. Ellos, aunque en este momento no esté aceptando al Mesías, ellos llegarán a ver la verdad de las Escrituras, y en ese día su fe será demandada con la muerte en muchos casos. Nuestro deber es orar desde ahora por la redención de Israel, quienes serán atormentados como nunca se ha visto.
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Lo que debemos esperar (II)
Hoy en día muchos han sufrido persecución y rechazo de las personas. Hay países que, gobernados por una religión falsa, rechazan cualquier posibilidad de predicación bíblica. En muchos de esos países las personas sufren encarcelamiento, torturas, y hasta la muerte.
Un canto angustioso de salvación
Como Iglesia, sigamos trabajando en la obra misionera de alcanzar, no solamente a los musulmanes, sino a todos para Cristo.
El justo confía en Dios – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXIII)
Siempre el malo será enemigo sin piedad en contra del bueno. Que no le tome por sorpresa esta realidad, más bien manténgase alerta para que Dios le ayude a serle fiel en medio de la conspiración.
Dios, el único refugio – “TAÑENDO CUERDAS” AL SEÑOR (XXI)
Cuando David buscaba paz, la buscaba en Dios; y junto a Él, se “acallaba” su alma (v. 1). Este canto está lleno de confianza y esperanza. El Señor es nuestro salvador y nuestra roca, en Quien debe estar puesta toda nuestra esperanza. Derramemos confiados ante Él nuestro “corazón”, pues “Dios es nuestro refugio” (v. 8).
Por el Nombre de Cristo
Con justa razón Pedro nos exhorta armarnos o prepararnos en mente con el “mismo pensamiento” (4:1), pues, si Cristo padeció por nosotros, Sus seguidores debemos disponernos a sufrir gozosos por Su Nombre, y caminar como Él anduvo, “si la voluntad de Dios así lo quiere” (3:17).
Humildes, sobrios y firmes en fe
Recordemos que el diablo no tiene potestad sobre nosotros, pues le pertenecemos a Dios, y Él nos guarda hasta el día de nuestra redención (1 Jn 5:18). Si somos probados, quiere decir es que somos hijos de Dios, y esa confianza alimenta mi esperanza de redención, entonces, fortalece mi fe (1 P 1:8, 9). El diablo ya fue derrotado, Dios es mayor que cualquiera, y nuestra fe en Cristo nos da la victoria en esta vida, y nos otorga la vida eterna (Ro 8:31-39). Esta confianza es la que me ayudará a mantenerme firme detrás de mi escudo, mi fe, resistiendo los embates del maligno.
Con el desafío viene el crecimiento
Los más grandes enemigos de la Cruz se convierten en los más fervientes mensajeros de Jesús; y mientras estos perversos enemigos son alcanzados por el mensaje de amor del Señor, esas mismas iglesias perseguidas se fortalecen y crecen. Dios, en su Soberanía y Poder, sigue obrando en, con, y para la iglesia.